Los amores imprudentes es la primera obra que leo de este autor, y sé que no será la última. He disfrutado mucho con la lectura de este libro, tanto por la historia en sí como por la prosa de Martín Garzo, que encuentro fascinante. Es una novela que va más allá de la historia que relata, para explorar el mundo de las pasiones, la atracción que puede sentir el ser humano por la maldad, la generosidad del amor y sus consecuencias, y la dureza que adquirió la vida para todos aquellos que vivieron represaliados en la España de la posguerra. Los personajes encierran sus propios secretos, que se nos van desvelando con lentitud, sin llegar a hacerlo nunca del todo. No llegamos a conocerles bien, pero eso es lo que más nos atrae de ellos, esa ambigüedad entre lo que muestran y lo que son en realidad.
Tengo que reconocer que me encantan los personajes redondos. Esos que nunca son ni tremendamente buenos ni terriblemente malvados, sino que por el contrario tienen caras muy distintas y son capaces de realizar acciones sorprendentes. Es difícil jugar con este tipo de personajes y que parezcan verosímiles, pues se corre el riesgo de crear seres irreales que no convencen al lector. Pero Martín Garzo sale airoso de esta prueba. Un ejemplo es el personaje de Gloria, una joven enamorada capaz de un terrible sacrificio por proteger a su amor, pero atraida a la vez por el lado más oscuro del ser humano, ejemplificado en un coronel nazi con el que mantiene una extraña relación.
La galería de personajes que Martín Garzo crea en este libro es fascinante. Otros elementos, como la existencia de una curiosa fábrica de conservas donde sólo trabajaban mujeres, y la pasión de todo el pueblo por la ópera de Wagner Lohengrin, forman un conglomerado curioso en el que la historia se desarrolla con una gran fluidez y vivacidad. Sinceramente, creo que es un libro altamente recomendable, entretenido y bien escrito a la vez, que nos transporta a un mundo mágico y misterioso en el que a veces podemos incluso sentir la humedad que desprende esa laguna omnipresente que custodia el pueblo y a sus habitantes. En definitiva, una lectura interesante para estas Navidades.
Por cierto, FELICES FIESTAS a todos los que os dejéis caer por aquí. Aunque no me gustan demasiado, supongo que nunca está de más felicitar estos días :-)