A veces me resulta increíblemente difícil actualizar el blog con cierta frecuencia. Tengo un problema grave de organización de tiempo, aunque creo que no es algo que sólo me ocurra a mí, sino que es uno de los males característicos de la sociedad del siglo XXI.
¿Qué quieres, Elena? Te apuntas a un curso tras otro (que no logras acabar porque no tienes tiempo), a clases de inglés, tienes que corregir siempre exámenes y trabajos (y llenarlos de notas con el pilot rojo), preparar clases, mantener dos blogs, hacer casi 120 km diarios de ida y vuelta, comer, hacer algo de deporte, dormir al menos 6 horas, y por supuesto hacer un mínimo de vida social y de vida en pareja. Además de las obligaciones de la casa. Y los compromisos familiares... ¿Y te extrañas de que te falte tiempo? Esa es la pregunta que me viene a la cabeza en estos momentos. Pero no puedo evitar involucrarme en más cosas de las que puedo realmente abarcar. Siempre me ha pasado y supongo que me seguirá pasando una y otra vez.
¿Qué quieres, Elena? Te apuntas a un curso tras otro (que no logras acabar porque no tienes tiempo), a clases de inglés, tienes que corregir siempre exámenes y trabajos (y llenarlos de notas con el pilot rojo), preparar clases, mantener dos blogs, hacer casi 120 km diarios de ida y vuelta, comer, hacer algo de deporte, dormir al menos 6 horas, y por supuesto hacer un mínimo de vida social y de vida en pareja. Además de las obligaciones de la casa. Y los compromisos familiares... ¿Y te extrañas de que te falte tiempo? Esa es la pregunta que me viene a la cabeza en estos momentos. Pero no puedo evitar involucrarme en más cosas de las que puedo realmente abarcar. Siempre me ha pasado y supongo que me seguirá pasando una y otra vez.
Y es que me estoy volviendo incluso una maleducada. Hace un par de semanas, Lucía me concedía un pequeño reconocimiento en su blog que hasta hoy no he podido agradecer como es debido. Se trata del premio Bloggeando con un propósito.
Cuando este blog comenzó su andadura, mi propósito más claro era compartir con más personas mis propias impresiones sobre los libros que iba leyendo. Me gustaba la idea de intercambiar opiniones que enriquecieran la visión que una lectura me había deparado. No imaginaba que, con el tiempo, este espacio se convertiría en un rincón especial donde casi todo tiene cabida, desde un relato propio, hasta un comentario sobre una obra de arte, o un escaparate de las fotografías más bellas de algunos de mis viajes. Perdidaentrelibros forma parte de mí, más de lo que pensaba. Sois muchos ya los que os aventuráis de vez en cuando por estos lares -a pesar de que, en mi condición de mujer estresada, no visito con la frecuencia que desearía vuestros espacios propios-. Algunos desde el principio, otros se han ido incorporando con el paso del tiempo. Algunos aún no tenéis un rostro preciso, o vivís muy lejos. Otros sois amigos desde hace tiempo, o compañeros de trabajo que echáis un vistazo desde la cercanía de quien se ve todos los días. Gracias a todos vosotros este blog ha crecido y ha cambiado de propósito. Porque ahora lo entiendo sobre todo como un lugar de encuentro. Un lugar donde dar rienda suelta a mis pensamientos, donde compartir emociones y experiencias, ya vengan dadas por un libro, por una película o por un viaje determinado. En ese sentido el premio no es solamente mío, sino que es compartido con todos vosotros. Porque me encanta leer vuestros comentarios, si bien muchas veces no puedo contestarlos todos, y ellos son los que le dan auténtica vida a este blog.
Espero poder colgar pronto una reseña, antes de que llegue otra de esas mágicas escapadas que, afortunadamente, me hacen evadirme de este ajetreo constante. ¡Esta vez toca Berlín!