La semana próxima Nuria cumplirá sus tres primeros meses de vida. Han pasado rápido, demasiado para mi gusto, pero los he disfrutado con voracidad, saboreando cada segundo que he pasado con ella. Nunca pensé que la maternidad fuera tan apasionante, porque nunca me habían gustado demasiado los niños. Hasta que no tienes los tuyos propios, no te percatas de la enormidad de ese vínculo mágico que te une a ellos, ese amor incondicional que resistiría las pruebas más encarnizadas si fuese necesario. Es una experiencia única e irrepetible, aunque eso ya lo sabéis todos los que sois padres. Y no te importan ni el cansancio ni la falta de tiempo, porque cada mirada, cada sonrisa, te iluminan el día más negro que puedas tener.
Creo que ha sido el periodo más largo que he pasado sin escribir desde que empecé este blog. Y creo que es hora de retomarlo. Imagino que mis entradas serán mucho más esporádicas que antes, pero me resisto a abandonar de forma permanente un espacio que tantas alegrías me ha dado. Aunque con dificultad, sigo leyendo, a ratos. Tengo que recomendaros de hecho dos lecturas estupendas que me han hecho disfrutar muchísimo. La primera es El nombre del viento, de Patrick Rothfuss. Supongo que muchos ya habréis escuchado hablar de él. La historia de Kvothe, cuya infancia y juventud se relatan en esta obra, nos atrapa de forma que resulta casi imposible apartar los ojos del libro. Y os lo dice alguien que no es demasiado aficionada a los libros de fantasía (aunque me encantó El señor de los anillos, pese a algunos pasajes extremadamente tediosos para mi gusto). El problema es cuando llegas a la última página y te das cuenta de que aún te queda un tiempo antes de poder saber cómo continúan las aventuras de nuestro personaje. Esperemos que Rothfuss no nos tenga esperando demasiado tiempo.
El otro libro que quería recomendaros es Tierra desacostumbrada, de la escritora Jhumpa Lahiri. Es una recopilación de historias, algunas de ellas relacionadas entre sí, que describen un mundo que la autora conoce muy bien, el de los inmigrantes indios en Estados Unidos y sus problemas de adaptación a la cultura norteamericana. Las dificultades de entendimiento entre la generación de recién llegados y sus hijos criados ya en Estados Unidos son el esqueleto de esta urdimbre de relatos que resultan, no obstante, muy cercanos y emotivos. Y si os animáis a leerlo en inglés, encontraréis que no resulta especialmente difícil, porque el lenguaje de Lahiri es llano y no se pierde en demasiadas florituras.
En fin, espero poder colgar reseñas algo más extensas en el futuro, si las circunstancias lo hacen posible. Ahora estoy terminando En manos del diablo, de Anne Marie Garat, cuyas 1340 páginas, absorbentes y brillantemente escritas, llevan ocupando mis (escasos) ratos libres más de dos semanas.
Un saludo a todos los que, a pesar de mis idas y venidas, seguís leyendo este blog.