lunes, diciembre 28, 2009

HÉLÈNE BERR: Diario

"Cuando escribo "judío" no traduzco mi pensamiento, porque para mí no existe esa distinción: no me siento diferente de los demás, nunca llegaré a considerarme parte de un grupo humano segregado, quizá por esto sufro tanto, porque ya no comprendo. Sufro al ver la maldad humana. Sufro al ver cómo el mal se abate sobre la humanidad: pero como siento que no formo parte de ningún grupo racial religioso, humano (porque siempre implica orgullo), sólo me sostienen mis luchas y mis reacciones, mi conciencia personal."

En este hermoso párrafo se contiene la esencia principal del Diario de Hélène Berr, un libro tan real como la vida misma, y por ello emotivo y cargado de un significado que pocas obras pueden alcanzar. Junto al famoso Diario de Ana Frank, constituye uno de los documentos más reveladores sobre la persecución que sufrieron los judíos durante los tenebrosos años del nazismo, en este caso en el París ocupado por los alemanes.

Hélène escribió este diario entre abril de 1942 y marzo de 1944. Perteneciente a una familia judía, ella y sus hermanos habían nacido todos en París, y su padre había incluso luchado al servicio de Francia durante la Primera Guerra Mundial. Este dato es importante para comprender por qué Hélène, como ella misma confiesa, no percibe la identidad judía como algo suyo. Ella se siente una chica más, una francesa o europea como tantas, aunque el sufrimiento de otros judíos la hará sentirse más cerca de este grupo de lo que hubiera deseado en un principio.

Hélène es una brillante estudiante en la Sorbona cuando París es ocupado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Melómana y gran lectora, la joven Hélène verá ensombrecerse la ciudad que tanta luz y felicidad le ha traído hasta entonces con la presencia de los alemanes y la publicación de las primeras disposiciones contra los judíos. Su mundo de clases, charlas y reuniones con sus amigos, sus conciertos y paseos por entornos como los jardines de Luxemburgo, comienza a resquebrajarse de una manera acelerada, a pesar de que ella trata de mantener la normalidad de su vida en la medida de lo posible. A ello le ayuda la presencia de Jean Morawiecki, un joven estudiante del que Hélène se enamora perdidamente y que será el destinatario final de su Diario.

Una de las primeras normas dictadas contra los judíos es la obligatoriedad de portar la famosa estrella amarilla cosida a la vestimenta. Hélène la lleva desde el principio, porque piensa que es un signo de valor, de solidaridad frente a todos aquellos que la llevan, pero no porque se sienta excesivamente identificada con ella. A este respecto nos dice, en la entrada correspondiente al 8 de junio de 1942: "Es el primer día en que me siento realmente de vacaciones. Hace un día radiante, muy fresco después de la tormenta de ayer (...) También es el primer día en que voy a llevar la estrella amarilla. Son los dos aspectos de la vida actual: el frescor, la belleza, la juventud de la vida, encarnada por esta mañana límpida; la barbarie y el mal, representados por esta estrella amarilla."

Sin embargo el primer golpe que hará tambalearse los cimientos de su optimismo será la detención de su padre y su deportación al campo de Drancy en junio de 1942. Aunque será liberado más tarde, este hecho constituye el comienzo de la verdadera pesadilla para los Berr. Hélène se involucrará entonces más que nunca en la ayuda a los demás, trabajando junto a otros jóvenes en una organización solidaria que se dedica a localizar y proteger a niños judíos cuyos padres han sido deportados. Poco a poco las páginas del diario se ensombrecen. Hélène sigue tratando de vivir dentro de la nomalidad, pero la partida de su amado Jean, que abandona París para luchar en África junto a las fuerzas francesas libres, y el creciente temor a la deportación, llenan su testimonio de reflexiones en las que la humanidad de esta joven alcanza una altura digna de elogio. Por otro lado, no deja de sorprender la calidad literaria que desprenden estas páginas. Algunos párrafos son realmente conmovedores y, sobre todo, encierran una capacidad de análisis que asombra en una chica de su edad:

"Tengo un deber que cumplir escribiendo, porque es preciso que los demás sepan. A cada hora del día se repite la dolorosa experiencia que consiste en darse cuenta de que los demás no saben, que ni siquiera se imaginan los sufrimientos de los otros hombres y el mal que algunos infligen a otros. Y sigo intentando este penoso esfuerzo de contar. Porque es un deber, es quizás el único que pueda cumplir (...) Porque ¿cómo curar a la humanidad sino revelando primero toda su podredumbre, cómo purificar al mundo sino haciéndole comprender la magnitud del mal que comete?"

"Tengo miedo de no estar aquí cuando Jean vuelva (...) Pero no es miedo, porque no tengo miedo de los que pudiera sucederme; creo que lo aceptaría, porque he aceptado muchas cosas duras y no tengo un carácter que se rebele ante una penalidad. Pero temo que mi hermoso sueño no pueda completarse, realizarse. No temo por mí, sino por lo bello que habría podido ser".

Finalmente los temores de Hélène se ven confirmados. En marzo de 1944 es detenida y deportada junto a sus padres, primero a Drancy y después a Auschwitz. Los tres morirán poco antes del fin de la guerra. Hélène tenía entonces 23 años. Gracias a estas páginas, su testimonio y sus sentimientos perviven aún, dejándonos adivinar tan sólo una parte del sufrimiento que acompañó a tantas personas durante esos aciagos años. Su Diario es, sin duda, una lección de humanidad de la que todos podemos y debemos aprender.


jueves, diciembre 17, 2009

HIROMI KAWAKAMI: El cielo es azul, la tierra blanca

Siempre que pienso en Japón -país que me encantaría conocer algún día- me imagino a gente muy atareada, trabajando muchas horas y con una eficiencia fuera de lo normal. En cambio, las novelas escritas por autores japoneses son justamente lo contrario. Transmiten una paz y una serenidad que no he encontrado hasta ahora en ninguna otra literatura. Suponen un ejercicio de relajación, una especie de viaje interior hacia el autodescubrimiento, y crean un ambiente donde las prisas y el estrés no tienen cabida.

Es lo que me ha vuelto a ocurrir con este libro, que ha sido loado tanto por la crítica como por el público (algo poco habitual), y que es la primera novela traducida al castellano de Kawakami. Esta escritora es muy popular en su país, y de hecho ha recibido varios premios a lo largo de su más o menos breve trayectoria literaria. Su nombre se suma pues a tantos otros -Banana Yoshimoto, Yukio Mishima, y el ya famosísimo Haruki Murakami, entre una larga lista de ellos- que nos son cada vez más conocidos gracias a la cálida acogida popular que la literatura nipona está recibiendo en nuestro país desde hace un tiempo.

Como viene siendo habitual en estas novelas, la narración fluye de una manera ágil y sencilla. El lenguaje es claro, sin florituras. Los pasajes nos remiten a sucesos normales de la vida cotidiana de las personas. Y de nuevo los protagonistas son seres incompletos, personas que no encuentran su sitio ni su felicidad en la sociedad que les rodea. La soledad es su hogar, y es por ello que se sienten atraídos por aquellos que son como ellos, almas que sobreviven cada día sin saber muy bien cómo. Así son nuestros dos protagonistas, el profesor Matsumoto y su ex-alumna Tsukiko. que después de años sin volver a verse se encuentran por casualidad en una taberna y comienzan a hablar. A partir de ahí se suceden los encuentros -algunos por casualidad y otros planeados- en los que ambos se van conociendo mientras disfrutan de agradables ratos de conversación entre sake y apetitosas comidas.

El libro se lee como una gran historia de amor, y no en vano es así como aparece en el título. Una historia que nace y se va haciendo fuerte a medida que avanzamos en la lectura, pero condenada en principio al fracaso por la enorme diferencia de edad entre los protagonistas y la tendencia a la soledad y la introspección de ambos, que dificultan aún más ese mutuo entendimiento. Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, ese amor no deja de crecer, y el lector tiene el privilegio de vivirlo casi como un "voyeur", viéndolo afirmarse en cada encuentro, en cada suceso cotidiano que acontece a la inusual pareja. Hasta que la propia Tsukiko se da cuenta de ello. Y ya no habrá vuelta atrás. Precisamente es la voz de Tsukiko, convertida en narradora, la que nos lleva de la mano en esta plácida aventura, desde el mismísimo principio:

"Aquella noche bebimos cinco botellas de sake entre los dos. Pagó él. Otro día, volvimos a encontrarnos en la misma taberna y pagué yo. A partir del tercer día, pedíamos cuentas separadas y cada uno pagaba lo suyo. Desde entonces lo hicimos así. Supongo que no perdimos el contacto porque teníamos demasiadas cosas en común. No sólo nos gustaban los mismos aperitivos, sino que también estábamos de acuerdo en la distancia que dos personas deben mantener. Nos separaban unos treinta años, pero con él me sentía más a gusto que con algunos amigos de mi edad."

Para hacerlo aún más apetitoso, la edición de Acantilado es un verdadero regalo; está muy cuidada y añade aún más encanto a la obra. Si os agobia el consumismo y el ajetreo de estas fechas, sumergíos en esta historia y veréis como se aleja cualquier sombra de estrés. Y con qué sencillez puede narrarse una historia de amor tan complicada. Aunque al fin y al cabo, ¿existe alguna historia de amor que no lo sea?


Ya faltan menos de dos semanas para salir de cuentas, pero parece que Nuria nos va a salir friolera y por ahora ha decidido seguir calentita en la tripa de su mami. Por si no me diera tiempo a hacerlo más adelante, quería desearos a todos unas Felices Fiestas y un Año Nuevo cargado de felicidad. Os deseo que estas Navidades sean tan especiales como lo van a ser para mí. Mis mejores deseos desde este rinconcito de la blogosfera.


lunes, diciembre 07, 2009

PAOLO GIORDANO: La soledad de los números primos

"Los números primos sólo son exactamente divisibles por 1 y por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre otros dos números, aunque ellos más separados entre sí. Son números solitarios, sospechosos, y por eso encantaban a Mattia, que unas veces pensaba que figuraban en esa serie por error, como perlas ensartadas en un collar, y otras veces que también ellos querrían ser como los demás, números normales y corrientes, y que por alguna razón no podían (...) Mattia pensaba que él y Alice eran eso, dos primos gemelos solos y perdidos, próximos pero nunca juntos."

Este párrafo explica perfectamente el título de una novela que ha cautivado ya a miles de lectores, y entre los cuales debo incluirme. La soledad de los números primos es una de esas historias de amor imposibles que, en este caso, se sustenta sobre dos jóvenes que están rotos por dentro, cada uno por distintas razones, y que a lo largo de sus vidas se reúnen una y otra vez para acabar de nuevo separándose. Es como si el destino se empeñase en negarles un futuro en común, y tanto Mattia como Alice tendrán que luchar contra esa fuerza invisible que parece condenarles de forma inexorable.

Los dos personajes principales son extremadamente complicados, y eso los hace muy atractivos a ojos del lector. Cada uno arrastra un terrible secreto que los aleja de la "normalidad" -un concepto cuya existencia es más que discutible-, y los convierte en extraños ante las miradas de los demás. Ello es más patente aún en la adolescencia, ese período donde el ser diferente suele conllevar un aislamiento social que puede hacer mucho daño a esta edad. La carga que Mattia y Alice arrastran respectivamente les pesará durante toda su vida, e influirá en sus relaciones sociales y en su forma de enfrentarse al futuro. No obstante, aunque ambos vivirán sus vidas por separado, la fuerza que los atrae juega a reunirlos en situaciones clave en las que ambos sentirán esa plenitud y felicidad que sólo se siente al lado de la persona adecuada en el momento adecuado.

La verdad es que en este libro me ha gustado prácticamente todo, desde los personajes, que destilan una tristeza y una soledad que no podemos dejar de sentir a lo largo de las páginas, hasta el estilo de Giordano, sencillo pero fluido y bello, una prosa que se lee con facilidad y se disfruta desde el mismo comienzo. Pero sin duda es esa imposibilidad de alcanzar la plenitud, esos obstáculos a la felicidad, lo que más me ha atraído del libro, pues creo firmemente que la vida real está llena de ejemplos parecidos, no sólo en el amor sino en todos los aspectos que conforman nuestra existencia: la amistad, el trabajo, la familia... Y la inmensa mayoría de las veces no es el destino, sino nuestra propia psique, nuestros prejuicios y cargas mentales, las que nos impiden alcanzar aquello que verdaderamente queremos. Es lo que ocurre en el libro. Realmente Mattia y Alice podrían ser números normales si ellos quisieran, pero son sus heridas personales quienes les convierten en dos números primos destinados a no encontrarse nunca de verdad.

La soledad de los números primos es la primera novela de este joven autor, Paolo Giordano, y sin duda constituye un gran debut para este escritor italiano. Esperemos que siga deleitándonos en el futuro con historias tan conmovedoras como ésta. A mí ya me ha ganado como lectora.

lunes, noviembre 30, 2009

TERESA VIEJO: La memoria del agua

La memoria del agua es la primera obra de ficción de la periodista Teresa Viejo, que nos sorprende con una historia de intriga, amor y pasión ambientada en los años veinte y treinta del siglo pasado, pero ubicada en un lugar que existió realmente: el balneario de La Isabela, en la provincia de Guadalajara, desaparecido a mediados del siglo XX bajo las aguas del pantano de Buendía. En este marco idílico, aunque no lo fue durante toda su historia, se desarrolla la vida de la familia Montemayor, cuya hija, Amada, se erige en protagonista de esta novela, al menos en gran parte de ella.

El Real Sitio de La Isabela fue creado en 1826 por Fernando VII, y recibió este nombre en honor a su esposa Isabel de Braganza. Muy pronto, gracias a la existencia de fuentes termales, se convirtió en un balneario de moda entre la alta burguesía de la zona, que acudía allí a curarse de multitud de dolencias. Mucho más tarde, durante la Guerra Civil, se convirtió en algo muy distinto, un hospital psiquiátrico, para pasar a dormir bajo las aguas del pantano desde marzo de 1955. Hoy en día, puesto que el nivel de las aguas ha bajado, es posible observar las ruinas de lo que en su tiempo fue uno de los centros de moda de la burguesía española, cuya fama permitió desarrollarse a su alrededor toda una red de casas y edificios relacionados con la actividad balneárica.

Fue una visita que la autora realizó a este lugar la que hizo que esta novela naciera en su cabeza. Es evidente que Teresa Viejo se ha documentado bien a la hora de escribir sobre este insólito refugio, aunque los personajes de la novela son en su mayoría inventados. Se trata de la historia de la familia Montemayor, una familia de burgueses que compró el balneario en los años 20 y lo llevó al cénit de su fama y prestigio. Pero la llamada maldición de La Isabela, como la conocian los vecinos, llevaría la ruina y la desgracia a quienes tanto esfuerzo emplearon en esta tarea (los Montemayor también son una invención de la autora).

El libro se divide en dos partes claramente diferenciadas. De hecho se pueden leer casi como dos libros distintos. La primera nos presenta una trama de intriga donde dos muertes, que rompen con la quietud tradicional del balneario, se convierten en el eje central de la historia. En esta primera parte la presencia de Amada es más bien testimonial, pues es aún una niña pequeña. Los verdaderos protagonistas son otros: el comisario que investiga el caso, Ginés Fuentes, el médico del balneario, Samuel Millares, y el dueño del lugar, Ernesto Montemayor. A su alrededor desfilan toda una caterva de personajes, a cada cual más pintoresco, algunos un tanto innecesarios según mi punto de vista, que dan vida al balneario y parecen vivir de espaldas a los trágicos sucesos que en él se desarrollan. Una vez aclarado el misterio, una serie de desgracias hacen que los Montemayor decidan deshacerse del balneario, terminando así con su periodo de prosperidad.

La segunda parte transcurre en su mayoría durante los turbulentos años treinta, teniendo como marco histórico la II República y la Guerra Civil. En estas páginas Amada pasa a convertirse en la protagonista indiscutida, pues realiza un viaje al que fue su hogar durante su infancia para encontrarlo completamente transformado, utilizado ahora como hospital psiquiátrico. Sin embargo, el viaje habrá merecido la pena porque algo que sucede en él cambiará su vida para siempre.

La novela se lee con interés, más en su segunda parte que en la primera. El resultado es pues algo desigual, porque parece como si ambas partes no tuvieran demasiada conexión entre sí. Los personajes aparecen bien dibujados, y la pluma de Teresa Viejo les brinda multitud de matices. Me ha gustado mucho su estilo, cuidado y trabajado, con mucha sensibilidad. Salvo algunos detalles sin demasiada importancia creo que la autora sale con muy buen pie de esta primera incursión en el mundo de la narrativa, y desde aquí solo me queda desearle una larga y prolífica carrera. No es una obra maestra, pero entretiene y deja buen sabor de boca. Y sobre todo está bien escrita, algo que, al menos esta servidora, agradece muchísimo cuando abre las páginas de un libro. Al fin y al cabo, se trata de disfrutar (o sentir más bien) con una historia y, al mismo tiempo, con la forma de narrarla. En eso consiste la buena literatura.

viernes, noviembre 20, 2009

ÁNGELA BECERRA: Ella, que todo lo tuvo

Pues aquí estoy de vuelta otra vez. Aún quedan unas semanas antes de que nazca la peque, y como ahora tengo un poco más de tiempo quería compartir con vosotros alguna reseña más antes de que se convierta en tarea imposible. Ya sabéis que si desaparezco de la noche a la mañana sin avisar, es que Nuria ha decidido al fin salir a explorar qué hay más allá de la tripa de su mami.

He estado leyendo la trilogía de Javier Marías de Tu rostro mañana, pero aún me queda el último volumen, así que ya la comentaré más adelante. Por ahora me quedo con la última novela que he leído y que he devorado en cuestión de días, Ella que todo lo tuvo, de una escritora a la que me apetecía asomarme, Ángela Becerra. He descubierto una forma de escribir muy hermosa, poética y sensual, que en este caso se pone por encima de la trama de la novela, más convencional quizás. La autora demuestra tener una sensibilidad extraordinaria a la hora de narrar una historia que, aunque previsible en su mayoría, no deja de encantar al lector con su derroche de palabras convenientemente escogidas.

La protagonista de la historia es Ella, una mujer que lo ha perdido todo en un fatal accidente de tráfico en el que viajaba con su marido y su hija. Ella es la única superviviente de la tragedia, y tras lo acaecido se convierte en una sombra de sí misma, una muerta en vida, incapaz de retomar las riendas de una existencia normal. Tras salir del hospital donde poco a poco se recupera de sus secuelas físicas, decide instalarse en un hotel de Florencia, ciudad donde conoció a su marido. Allí ocupará su tiempo en aprender a restaurar libros antiguos, como si esta tarea le ayudara a devolver en parte la vida a aquellos que aún la rondan como fantasmas. Por las tardes, Ella acude a una librería de viejo en la que el propietario, un hombre misterioso y frío, la observa en silencio mientras deambula entre las estanterías.

Antes de que la tragedia irrumpiese en su vida, Ella era escritora. Puesto que la inspiración parece haberse esfumado de su vida junto con las figuras de su marido y su hija, Ella decide inventarse un personaje en el que sumergirse unas cuantas horas al día para escapar de la oscuridad que la envuelve, La Donna di Lacrima, una mujer enigmática y muy sensual que recibe a hombres en un lujoso ático de la via Ghibellina, mostrándoles su desnudez pero siempre ocultando su identidad tras una máscara. La Donna di Lacrima permitirá a Ella convertirse en un personaje de ficción que pronto se hará famoso en toda Florencia.

Este es el hilo argumental sobre el que Ángela Becerra construye su novela. Sin embargo, como ya adelanté más arriba, es más la forma de escribir de la autora que la historia en sí la que nos atrapa como lectores. Es realmente una delicia dejarse acariciar por las palabras que pueblan estas páginas, absorbiendo la esencia de las mismas hasta imaginarnos en el frío invierno florentino, sumergidos en la lluvia y las brumas que rodean a Ella en su aventura italiana La ciudad se hace real en nuestras mentes de una manera muy vívida:

"Diez años después, volvía a la ciudad que idolatraba y que más le había dado. Firenze, una lágrima rodando lenta sobre un paisaje de tristeza. Los eternos cipreses desde los montes con sus miradas estoicas viendo pasar los siglos. Su aroma de pasado perenne, sus calles dormidas, exhaustas de turistas ebrios de arte; el duelo a muerte de campanas los domingos. Firenze, ventanas verdes gritando silencios y pasados, un canto de reflejos serpenteando húmedo en las aguas del Arno. Y Ella, más sola que siempre, que nunca."

Los personajes que rodean a Ella son tan enigmáticos como la propia Donna di Lacrima. El librero misterioso y un vagabundo filósofo que cada vez que habla ilumina nuestra mente con sus palabras son dos buenos ejemplos de ello: "Usted quiere creer que la vida es una sola cosa, un bloque entero que se inicia al nacer y acaba al morir, y es o bueno o malo, y hay unos seres a los que les toca lo bueno y otros a los que les corresponde lo malo, pero se equivoca. La vida está hecha de pedacitos sueltos de todos los colores. Cosas que vives, cosas que sueñas, un poco de lo que te dice el vecino, otro poco de lo que imaginas; un trozo de pizza, dos capuchinos, una caída y una canción; dos raticos de sol; uno de dolor, una zambullida en un mar calmo, una ola despistada que te eleva, otra que te hunde..."

El telón de fondo de la historia son al fin y al cabo los grandes temas de la literatura de todos los tiempos: el sufrimiento y el amor. Ella tendrá que bucear hasta su interior más profundo, luchar contra todos sus fantasmas y vencerlos, antes de salir a la superficie del abismo en el que vive y poder respirar de nuevo con libertad. Una lección de vida que todos debemos aprender.

"La única manera de vivir a plenitud es asumir lo que somos, independientemente de lo que los demás quieran que seamos."

domingo, octubre 11, 2009

Descanso otoñal

Sólo unas palabras para deciros que me tomo un descanso de unas semanitas. Mi embarazo va muy bien, ya nos quedan menos de tres meses para conocer a Nuria, pero he empezado a trabajar otra vez y estoy agotada. El poquito tiempo libre que me queda lo necesito para dormir, leer, y terminar de preparar algunas cosillas. Prometo volver con más reseñas cuando pasen unas semanas, si la peque no se adelanta demasiado -cruzaremos los dedos porque no sea así-. Os deseo a todos un feliz otoño-verano (porque las temperaturas no invitan a hablar de otoño a secas aún). Sed felices y no os estreséis demasiado.No tenéis más que seguir el ejemplo del gatito.

sábado, septiembre 26, 2009

ELÈNA CASERO: Tribulaciones de un sicario

Este es, ante todo, un libro divertido. Una lectura para olvidarnos de los problemas que nos rodean y dejarnos llevar, entre sonrisa y sonrisa, por las tribulaciones de Anselmo de la Rúa, una especie de aprendiz de sicario por necesidad, que se embarca en una aventura que cambiará el curso de su vida y le hará mejor persona. Elèna Casero demuestra con esta novela que es una hábil escritora, capaz de crear personajes entrañables y situaciones hilarantes que encandilan al lector, hasta hacerle devorar una tras otra las páginas de una obra que se lee con verdadero disfrute.

"Era el veintitrés de agosto. Mediodía de domingo. Estaba sentado en el alféizar de una ventana del claustro de la Colegiata de Santa Cecilia. Desde allí podía dominar el mundo, toda la vieja ciudad, con sus casas achatadas, que se extendía ante mis ojos como un racimo de uvas pasas. Era una hermosa vista y, sin embargo, bien diferente era lo que yo presentía. Me asustaba tener que tomar las riendas de mi vida después de tantos años de dejarme llevar por las olas del destino. Aquella vista tan magnífica era para mi el fin del mundo."

Este es el comienzo de la historia. En estas palabras Anselmo nos revela cómo va a cambiar su personalidad a raíz de su decisión de formar parte de una banda de sicarios. En efecto, uno de los logros de la novela, según mi punto de vista, es el cambio experimentado por el protagonista a lo largo de la misma. Cómo se va abriendo los ojos a una realidad, la de su vida, a la cual no había mirado de verdad hasta entonces. Anselmo pasa de ser una especie de sombra, sin capacidad de decisión, a convertirse en una persona con las ideas bastante claras y con autonomia para tomar sus propias decisiones.

Anselmo procede de una familia adinerada venida a menos, y una serie de infortunios le han hecho perder todo lo que poseía y tener que marchar a vivir a una humilde pensión. Ante el temor a verse completamente arruinado, decide aceptar la proposición de un compañero de la pensión de entrar a formar parte de una banda de extraños matones, que tienen en común la característica de ser enfermos terminales, por lo que no tienen nada que perder en el caso de ser descubiertos. La víctima de esta banda, a la que Anselmo debe seguir día y noche para asegurarse de confirmar sus hábitos de vida, es un hombre rico, dueño del museo de la ciudad que, casualmente, se ubica en la mansión donde Anselmo pasó su infancia. A partir de aquí, se encadenan los acontecimientos que harán de Anselmo una mejor persona y le llevarán a descubrir la verdadera historia de su familia. Junto a él, nos encontramos otros personajes curiosos, como Doña Celia, la dueña de la pensión, o Antonio, otro inquilino que ayuda a Anselmo en sus pesquisas, que resulta ser el personaje más cómico -y también inverosímil- de todos.

Ciertamente me ha gustado la novela. Me ha sorprendido su naturalidad y frescura, su estilo directo, sin grandes pretensiones literarias, que se agradece de vez en cuando como un soplo de aire fresco entre los sofocos provocados por otras lecturas más densas. Creo que está bien escrito y que, además de ser fácil de leer, cumple uno de los fines primordiales de la literatura: entretener y divertir al lector. Una lectura muy recomendable ahora que los días se vuelven más grises y el tiempo empieza a enfriarse. Déjense sorprender por esta historia; les aseguro que no se arrepentirán.

sábado, septiembre 19, 2009

RAFIK SCHAMI: El lado oscuro del amor

"En 1962, una joven musulmana fue asesinada ante mis ojos y los de todos los vecinos porque había transgredido los límites religiosos y se había enamorado de un varón cristiano. Lo triste era que el hombre no lo merecía. Era un gigoló. Entonces, cuando yo era un chico de dieciséis años que veía el mundo como una infinita cadena de historias, pensé que había que escribir una novela sobre todas las formas de amor prohibido en Arabia, y lo deseé con toda la ingenuidad de un amante. Pero mi herramienta como narrador aún no estaba lo bastante madura para convertir semejante idea en una historia. Entre 1965 y 1967 emprendí los primeros intentos, que fueron un lamentable fracaso."

Este es el comienzo de la última tesela que compone el ingente mosaico creado por Rafik Schami en su proyecto más ambicioso, una novela cuya génesis comenzó en 1965 y terminó más de treinta años después, y que tuvo como catalizador el acontecimiento narrado más arriba. El lado oscuro del amor es una novela magna, con mayúsculas, donde el protagonista indiscutible es el amor, pero un amor difícil, que debe esconderse, y que debe luchar con toda su fuerza por sobrevivir, sin llegar a conseguirlo en muchas ocasiones. Es el amor prohibido, como él mismo lo llama, en una cultura donde las diferencias religiosas y de linaje constituyen obstáculos insalvables para que dos personas puedan unir sus destinos por muy enamoradas que estén. En este caso la huida o la renuncia a dicho amor son, con frecuencia, las dos únicas alternativas posibles para estas parejas de enamorados.

En el centro del mosaico nos encontramos con la historia de amor de Rana y Farid, dos jóvenes cuyas familias, los Mushtak y los Shahin, han sido tradicionalmente rivales, y que por tanto se opondrán con fuerza a dicha unión. El telón de fondo de esta trama es la Siria de la primera mitad del siglo XX, donde los golpes de estado militares se suceden y donde ideologías como el anarquismo y el comunismo se extienden con gran rapidez. En este marco, la mujer -como sigue ocurriendo en la mayoría de países musulmanes- está completamente sometida al hombre. Los matrimonios se arreglan entre los padres, y las jóvenes se ven abocadas a un destino que les es ajeno por deseo de sus progenitores, además de ser constantemente vigiladas por hermanos y familiares que ejercen como custodios de su virginidad. Mientras que Rana deberá enfrentarse a esta realidad, Farid se debate en una lucha interna cuando se percata de que el comunismo, ideología que abraza con pasión en un principio, no responde a sus anhelos como él esperaba. El amor de Rana será su tabla de salvación a través de una serie de desdichas que dejarán una honda huella en su ser.

Las 833 páginas que componen esta auténtica saga familiar, en la que el autor desgrana los orígenes de ambas familias y se remonta hasta los inicios de su rivalidad, se articulan en nueve libros que se dividen a su vez en veintiocho capítulos. En ellos nos encontramos relatos que nos recuerdan al mundo mágico de Las mil y una noches junto a otros que, por su crudeza, nos acercan a la realidad de la Siria de aquellos momentos. Son incontables los personajes que desfilan por este todo, cuyas historias, que Schami inserta como teselas secundarias rodeando a la escena principal del mosaico, hacen la lectura un tanto agotadora en ocasiones, pero afortunadamente esta sensación pronto se desvanece ante la fuerza de la trama fundamental que constituye el amor de Rana y Farid, trama que absorbe la atención del lector y lo impulsa a seguir leyendo una página tras otra.

En Alemania el libro ha constituido un tremendo éxito de crítica y público, habiendo vendido más de 300.000 ejemplares (hay que tener en cuenta que el autor es muy conocido en ese país, donde vive desde que se exilió de Siria en 1971). Es, sin duda, un éxito merecido. Al menos esa es mi opinión después de terminar esta obra que, a pesar de su longitud, se lee con relativa facilidad. Resulta extraordinario pensar que Schami ha dedicado media vida a este proyecto, y por ello es él mismo quién nos cuenta su génesis y evolución en el último capítulo de la novela. Con ello pone la pieza final de uno de los mosaicos más increíbles que la literatura árabe, y europea, haya creado en los últimos años. Ahora sólo queda que los espectadores-lectores se dejen guiar a través de esta aventura que, en la mayoría de los casos, seguro no les defraudará.

domingo, septiembre 13, 2009

MARGARET MILLAR: Un extraño en mi tumba

Descubrí a esta autora gracias a una reseña en Babelia que me dejó intrigada, hasta el punto de que tuve que comprar el libro para ver qué habia detrás de un argumento que comenzaba con una mujer que sueña con su propia tumba, lo que me resultó perturbador. Es así como llegó a mis manos esta novela, que se inscribe dentro del género de la novela negra o de misterio, y que pertenece a una escritora que no es demasiado conocida en nuestro país. Para los que no la conozcáis, os diré que fue la esposa de Ross McDonald, un gran escritor cuya fama condenó a un segundo lugar a su talentosa mujer, que escribió unos treinta libros y de los cuales sólo unos doce han sido traducidos a nuestro idioma, la mayoría hace ya más de veinte años.

De ahí que la reciente edición de este título en la editorial RBA bolsillo sea una oportunidad inmejorable para acercarnos a la obra de una autora que destila originalidad y personalidad propia, capaz de crear tramas absorbentes de las que es difícil apartarse, y con una gran capacidad para penetrar en la psicología de los personajes, tanto masculinos como femeninos. Es ciertamente la obra de una gran maestra de la intriga y el suspense, que deleitará tanto a aficionados al género como a los que no solemos adentrarnos muy a menudo por estos lares.

Nuestra protagonista, Daisy (suena a adorable esposa-ama de casa que nunca ha roto un plato, ¿verdad?), sueña una noche con una lápida en donde aparece su nombre junto a una fecha de defunción ocurrida cuatro años atrás. Obsesionada con esta imagen, se empeña en averiguar si hay algo de real en tan extraña fantasía. En este difícil empeño, la voz de la cordura la imponen su marido, Jim, y su madre, que intentan hacer que Daisy olvide su búsqueda imposible. Sin embargo Daisy se muestra decidida a llegar hasta el final. Para ello contrata incluso los servicios de un detective privado, Steve Pinata, un personaje con una fuerte presencia en la novela que ayudará a la joven a aclarar el misterio. Cuando ambos descubren que la tumba existe en realidad, con el mismo aspecto con que Daisy la vio en su sueño, pero que ésta pertenece a otra persona, será cuando el propio Pinata se implique en cuerpo y alma en la investigación hasta descubrir una trama tan sorprendente que ninguno de los dos podría jamás imaginar.

La historia se desarrolla en la California de los años 50. Aunque los personajes a primera vista parecen auténticos arquetipos, todos ellos esconden secretos que los hacen mucho más complicados en la realidad. Aparte de los ya mencionados son de destacar el padre de Daisy, Stan, un alcohólico que sólo aparece en la vida de su hija para pedirle ayuda cuando está en apuros, y al que la joven adora a pesar de sus desplantes. De hecho este personaje jugará un papel de primera fila en la resolución del misterio. Curioso es también el personaje de Juanita, una joven atractiva pero algo descerebrada a la que Daisy conoció hace años y que volverá de nuevo a su vida de una forma imprevista.

Me gusta el estilo de Miller. Es sencillo pero muy efectivo. Y además está salpicado de frases que esconden mucho, como por ejemplo esta que hace referencia a Stan, el padre de Daisy:

"No le pareció irónico esbozar un manojo de observaciones en torno a la verdad y a la justicia, cuando, de hecho, su vida había sido una especie de maratón en el cual la verdad siempre le precedía algunos pasos y la justicia le seguía a unos cuantos metros. Nunca había alcanzado la primera, y la segunda nunca lo había alcanzado a él."

Merece la pena acercarse a esta escritora. Esperemos que pronto vuelvan a reeditarse algunos de sus títulos, y que podamos disfrutar de nuevo del talento de una mujer que se ha ganado por méritos propios un puesto importante en el mundo de la novela negra.

sábado, septiembre 05, 2009

IAN McEWAN: Chesil Beach

Había leído críticas estupendas de este libro, pero la verdad es que no me hacía falta que me convencieran para leer otra obra del genial Ian McEwan, que tanto me gustó con su maravillosa Expiación. Y como era de esperar, Chesil Beach no defrauda en absoluto. La prosa de McEwan, unida a su prodigiosa habilidad para crear personajes y escenarios, vuelve a convertir esta obra en una lectura que se disfruta y que deja un sabor de boca más que duradero. Debo confesaros que, ilusa de mí, comencé a leerla en inglés (en mi defensa os diré que llegué más allá de la mitad). Y es en ese idioma donde su belleza es más evidente, aunque para leerlo hace falta tener un nivel de inglés más que alto. Las descripciones de escenarios, especialmente la campiña inglesa, y de los propios personajes, con un vocabulario muy variado y rico en matices, hacen muy compleja su lectura en la lengua original. Así que, consciente de mis limitaciones y de que me estaba perdiendo detalles que ni el diccionario lograba aclararme, decidí optar por la traducción al español, que me ha parecido bastante buena. Todo lo contrario que el libro de María Antonieta reseñado en este blog con anterioridad, cuya traducción deja mucho que desear, con errores gramaticales y de sintaxis bastante graves desde mi punto de vista.

Pero volvamos a Chesil Beach. Los protagonistas de esta historia son Florence y Edward, una pareja de recién casados a principios de los años 60, que se enfrentan a su noche de bodas desde puntos de partida muy distintos. Así mientras Edward se muestra sobre todo preocupado por estar a la altura de lo que se espera de él y "cumplir", y anhela hacer el amor a su bella esposa de una manera apasionada, Florence se muestra literalmente aterrorizada ante lo que ha de venir, pues jamás ha estado con ningún hombre y está llena de miedos y recelos ante la inminente relación sexual. Florence no es más que el fruto de una educación sexual completamente inexistente, y de una visión del sexo sucia y llena de prejuicios que no la han preparado en absoluto para su primera relación con un hombre. Ama a Edward, pero siente verdadero pánico a una relación sexual completa:

"En instantes de optimismo trataba de convencerse de que sólo sufría una forma agudizada de aprensión que acabaría pasando. Sin duda, pensar en los testículos de Edward, colgando debajo de su pene tumefacto -otro vocablo horrible- tenía por efecto que ella frunciera el labio superior, y la idea de que alguien la tocara "ahí abajo", aunque fuera alguien querido, era tan repugnante como, pongamos, una intervención quirúrgica en un ojo (...) Florence sospechaba que había en ella alguna anomalía profunda, que ella siempre había sido distinta y que al fin estaba a punto de ser descubierta. Creía que su problema era más grande, más hondo que el mero asco físico; todo su ser se rebelaba contra una perspectiva de enredo y carne; estaban a punto de violar su compostura y su felicidad esencial. Lisa y llanamente, no quería que la "entraran" ni "penetraran". El sexo con Edward no sería el apogeo del placer, pero era el precio que había que pagar. "

La novela está estructurada a través de flash-backs que nos van dando a conocer el pasado de ambos protagonistas, cómo se conocieron, y cómo era el entorno que rodeaba a cada uno de ellos. Florence proviene de una familia acomodada, y es una virtuosa del violín que, a pesar de ser una chica insegura en muchos aspectos, se rodea de un aura de seguridad especial cada vez que toca su amado instrumento. En cambio Edward pertenece a una familia de clase más bien baja, y se ha criado con una madre psicológicamente enferma y una serie de carencias que Florence ni siquiera puede imaginar. Ambos jóvenes se conocen un día por casualidad en Oxford, se enamoran, empiezan a salir y acaban casándose. El colofón de la historia es la noche de bodas en un hotel de Chesil Beach, que va a estar llena de dificultades y acabará de forma imprevisible para ambos.

En esta novela McEwan construye un retrato veraz y acertado de una juventud que todavía no ha despertado a la revolución sexual de la década de los sesenta y que sufre en sus propias carnes las consecuencias de una educación donde los temas sexuales eran tabú y las relaciones entre ambos sexos estaban llenas de prejuicios y malentendidos. Es asombrosa su capacidad para penetrar en la psicología de los dos protagonistas, a los que McEwan desnuda para el lector a través de sus palabras, de forma que llegan a resultarnos tan transparentes como infelices en sus respectivos papeles. El autor logra convertir una noche de bodas en un escenario donde toman forma los peores miedos de ambos protagonistas, donde cada pequeño paso que dan hacia esa relación sexual inminente se convierte en algo trascendental y terrible que parece abocar a ambos a un final trágico. Los pensamientos de ambos se nos revelan de una forma tan clara que sentimos la angustia de Florence y los miedos de Edward con una viveza extraordinaria.

Expiación es, desde mi punto de vista, una gran novela, por muchos factores. Es por ello que, tanto si conocéis o no a McEwan, os recomiendo que no dejéis de leerla y maravillaros con la forma de narrar que tiene este escritor. Se disfruta de principio a fin.

Más reseñas de obras de Ian McEwan: - Expiación

viernes, agosto 28, 2009

ANTONIA FRASER: María Antonieta

Este es de esos libros que me aguardaban hace meses en mi biblioteca, pero que, debido a su extensión, son más adecuados para leer en verano, cuando se puede encontrar más tiempo libre para disfrutar de este vicio tan absorbente que es la lectura. De vez en cuando me gusta dejar el género novelístico para adentrarme en la vida de algún personaje histórico, cuyas andanzas en muchas ocasiones son incluso más impresionantes que las que nos pueda narrar una obra de ficción. Y este es el caso de esta joven reina, que ha sido vilipendiada, adorada y criticada a partes iguales, pero con la que la historia, en líneas generales, ha sido un poco injusta. Sin embargo, Antonia Fraser realiza un complejo trabajo de investigación para llegar a la conclusión de que los defectos de María Antonieta fueron los de cualquier ser humano, y por el contrario la fortaleza que demostró en numerosas ocasiones la retratan en realidad como una mujer valiente a la que le tocó vivir una de las épocas más convulsas de la historia. Es así como queda reflejado en el párrafo final, que resume las principales conclusiones alcanzadas por esta historiadora:

"Comparada con la imagen escabrosa de una esposa malvada, manipuladora y extranjera, la verdadera esencia de María Antonieta se convirtió en una mera sombra. Tras mirar sin rencor al extraordinario viaje que fue su vida, cabe concluir que sus flaquezas, bien que manifiestas, fueron insignificantes frente a su desgracia. La mala suerte persiguió desde que pisara Francia a esta incapaz embajadora de una gran potencia, esta mujer a la que nadie quería, esta niña convertida en esposa, hasta el final, cuando devino el chivo expiatorio para el fracaso de la monarquía. Dejemos que la reina tenga la última palabra. "Oh, Dios mío -escribió en octubre de 1790- si tenemos culpas, sin duda ya las hemos expiado."

María Antonieta (1755-1793) era la hija del emperador Francisco I de Austria y de su imponente esposa María Teresa, una emperatriz con un peso político importante en la Europa del siglo XVIII. María Teresa tuvo siempre muy claro que sus hijas eran piezas fundamentales del entramado político de la época (en sus propias palabras: "han nacido para obedecer y deben aprender a hacerlo a su debido tiempo"), y María Antonieta no iba a ser una excepción. Con apenas catorce años, y con una educación bastante descuidada en algunos aspectos -al no ser una de las hijas mayores no se le dedicó tanta atención como a las demás princesas- fue enviada a París para contraer matrimonio con el futuro rey de Francia, Luis XVI. Los primeros años de su matrimonio fueron bastante difíciles, por la ausencia o escasez de relaciones entre ambos cónyuges debido a razones que aún hoy se desconocen, que hicieron imposible por el momento cumplir con una de las consideradas principales obligaciones en una soberana por aquel entonces: dar un heredero al reino. La falta de comunicación entre ella y su marido, comunicación que afortunadamente fue mejorando con el tiempo de forma considerable, hicieron que la joven centrara su atención en divertirse y en conocer a personas que pudieran aliviar su enorme soledad (de ahí esa imagen de una reina frívola y consentida que nos ha legado la historia, imagen que, siempre según Fraser, debe ser matizada).

Con el tiempo María Antonieta tendría un total de cuatro hijos, de los cuales dos fallecieron siendo pequeños, hecho que marcaría para siempre la personalidad de la joven reina. Más tarde los acontecimientos que condujeron a la revolución, y el estallido de la misma, convertirían su vida y la de su familia en una serie de episodios oscuros y de incertidumbre entre los cuales destaca el intento de huida de la familia real, que se convirtió en el primer paso para su caída definitiva. La autora narra con gran maestría todos estos sucesos, y es difícil no emocionarse ante los sufrimientos que María Antonieta experimentó en estos años, temiendo por la vida de su marido, sus hijos, sus amigos, y, cómo no, por la suya propia. Las acusaciones que la condujeron a su ajusticiamiento en 1793 eran tan absurdas como el rumbo radical que había tomado una revolución que terminó llenando las calles de Francia de muertos inocentes salvajemente asesinados.

Antonia Fraser trata de desmontar algunos de los mitos tradicionalmente asociados a esta soberana. Un ejemplo es su desmedida afición al lujo y a los tocados imposibles, costumbres que al parecer estaban bien asentadas en la corte de Versalles antes de su temprana llegada desde Austria. La autora destaca aspectos positivos de su personalidad, como el amor incondicional hacia sus hijos, el cariño y respeto que llegó a sentir por su marido, su afán por tratar de agradar a su familia austríaca en su papel de defensora de los intereses de Austria en Francia, o la entereza con que afrontó su juicio y su ejecución a muerte a pesar de la injusticia de las acusaciones vertidas contra ella. Por supuesto que la reina tendría sus defectos y sus flaquezas -todos las tenemos al fin y al cabo-, pero esta obra nos arroja un velo de humanidad nuevo que hace a María Antonieta más cercana, y le devuelve algunas de las virtudes que el tiempo y la memoria le han arrebatado.

Por cierto, Sofia Coppola se inspiró en parte en esta obra para realizar su película sobre la vida de María Antonieta, protagonizada por Kirsten Dunst.

domingo, agosto 23, 2009

JUAN JOSÉ MILLÁS: El desorden de tu nombre

Mi tercera incursión en Juan José Millás ha sido esta obra por recomendación de algunos de los que visitáis mi blog, y como viene ocurriendo con este autor, me ha vuelto a convencer. Aunque los temas de fondo son parecidos a los que enmarcan sus novelas posteriores (esta fue publicada por primera vez en 1988), no por ello deja de ser una lectura amena y sobre todo capaz de causar desasosiego en el lector. La mezcla entre ficción y realidad y la fascinación por el tema de la identidad vuelven a aparecer en esta obra, cuyos protagonistas son Julio Orgaz, un ejecutivo de una editorial que cae locamente enamorado de Laura, una mujer casada con la que mantendrá una apasionada relación, y el psicoanalista del primero, Carlos Rodó. Entre estos personajes se desarrolla un triángulo amoroso con consecuencias imprevisibles que acabará alterando sobremanera la vida de los tres implicados.

Laura es una mujer joven y guapa, que abandonó su trabajo para dedicarse a cuidar de su marido y de su única hija, Inés. Todos los días baja al parque con su pequeña, y será allí donde conocerá a Julió, por quien se siente atraida inmediatamente. Su matrimonio ya no le satisface, se siente sola y perdida, y la llegada de Julio constituye una bocanada de aire fresco que le dará fuerzas para renovarse, y además marcará el inicio de un giro brusco en su vida.

El verdadero protagonista de la novela es, no obstante, Julio. Es un personaje algo antipático conforme se le va conociendo -al menos eso me pareció a mí-. Es un editor que además trata de convertirse en escritor, pero aún no ha publicado nada, y envidia a aquellos más jóvenes que él que ya han sido capaces de demostrar su talento. Es significativo su encuentro con un joven escritor, Orlando Azcárate, que al no mostrarle el respeto que él espera debido a su cargo, hace que Julio llegue a oponerse a la publicación de su obra, aún reconociendo que ésta presenta una gran calidad. La novela que Julio proyecta en su mente tiene el mismo título que la nos ocupa, El desorden de tu nombre, con lo cual se confunden aún más realidad y ficción.

No quiero desvelaros mucho más de una historia que, de por sí, no deja de sorprendernos en cada página. Os diré que la trama da mucho de sí, y que realmente merece la pena dejarnos confundir por la pluma y los subterfugios de Millás. Cada vez encuentro más paralelismos entre este autor y Paul Auster, pues a ambos les preocupan temas similares. El de la identidad, ya mencionado, es uno de ellos, y otro podría ser el de las pequeñas casualidades que acaban cambiando el curso de nuestra vida. Desde luego, con respecto a esto último, no puedo estar más de acuerdo. Al fin y al cabo son esos acontecimientos nimios, sin importancia, los que muchas veces pueden hacernos tomar caminos completamente diferentes a los que habíamos planeado en un principio.

Por cierto, es curioso que los protagonistas de esta novela se llamen igual que los de otra de Millás que ya reseñé en este espacio, Laura y Julio. Si alguien conoce el porqué de esta coincidencia (si es que lo hay, y no se trata de otro de los juegos a los que tan dado es este autor), espero que sea tan amable de desvelarlo. Curiosa que es una.

Más reseñas de obras de Juan José Millás:
- El mundo
- Laura y Julio

lunes, agosto 10, 2009

PEDRO ZARRALUKI: Todo eso que tanto nos gusta

"Las guerras tienen una cosa buena, sólo una: nos enseñan con crueldad lo que estamos a punto de perder. La vida misma se muestra como lo que es, un tesoro frágil. En la guerra la vida es sagrada. Y sin embargo ahora, en estos tiempos miserables, la protegemos con cicatería, como el dinero cuando lo metemos en el banco. Ya no sabemos lo complicado, lo difícil, lo maravilloso que es sobrevivir. Eso sólo se sabe cuando se ha vivido una guerra o cuando uno se ha hecho tan viejo que vuelve a necesitar arriesgarse. No quiero una guerra, Dios me libre, pero sí emociones."

Con estas palabras resume Tomás, uno de los protagonistas de la historia, a su hijo Ricardo, lo que siente en un momento de su vida en que, harto de la rutina y de las costumbres, decide romper con todo y desaparecer en un pequeño pueblo de la costa catalana. Este es el argumento que lleva a Zarraluki, un escritor para mí desconocido pero que me ha convencido con esta novela, a hilar una historia plenamente humana, muy bella y con unos personajes que resultan más que reales. Un libro que se lee con verdadero placer.

Tomás es un arquitecto retirado que un día decide huir de su casa y desaparecer, provocando una gran inquietud en su ex-mujer y su hijo Ricardo. Este se marcha a buscarlo y afortunadamente lo encuentra en un pueblecito no muy lejos de Barcelona, donde parece ser que Tomás está a punto de iniciar una nueva vida. Las circunstancias personales de Ricardo, cuya novia le ha abandonado hace poco y con un trabajo del que se siente más que hastiado, influyen en la decisión de quedarse en el pueblo con su padre, al principio para "vigilarlo" y asegurarse de que está bien, aunque más tarde descubrirá otras razones para no volver a lo que quedaba de su antigua vida. Padre e hijo redescubren poco a poco su relación, en un ambiente completamente diferente al ajetreo de la gran ciudad, y rodeados por una serie de personajes que les enseñarán mucho sobre la vida y sobre ellos mismos. A medida que Tomás y Ricardo se reencuentran, el lector va conociendo la vida pasada de ambos, y las circunstancias que les han llevado a ambos a ser como son. Es, en definitiva, una historia sobre la vida misma, sobre la necesidad de reencontrarnos cuando todo parece haberse perdido, sobre la recuperación de la ilusión de vivir, y sobre las lecciones que los demás pueden enseñarnos si aprendemos a escuchar y dejamos de centrarnos en nosotros mismos.

Los personajes que Tomás y Ricardo conocerán en su aventura son igualmente interesantes. Lola es la dueña de la pensión donde ambos se alojan. Una mujer arisca y algo extraña que con el tiempo irá enseñando su verdadera cara y haciéndose mucho más sociable. Marcelo, un hombre fascinado por la literatura, y su esposa Paquita, siempre dispuesta a bromear a pesar de su ceguera. María, a punto de casarse, la taxista "oficial" del pueblo, posee la capacidad de ver cosas donde los demás no son capaces de encontrar nada, el don de "mirar a su alrededor y estar a gusto en ninguna parte", según el propio Ricardo. Y no podemos olvidar a la bella multimillonaria Bárbara Baldova, empeñada en restaurar una aldea minúscula para crear allí un lugar ideal donde artistas de todo el mundo puedan liberar su vena creativa sin tener que preocuparse por cuestiones económicas. También es un personaje curioso el de la madre de Ricardo, Cristina, empeñada en seguir manejando los hilos de un matrimonio que, aunque roto en el pasado, sigue en realidad muy vivo, y quizás la única que, conociendo de verdad a Tomás, es capaz de amarlo sin reservas, sin pedirle nada a cambio.

Aunque quizás el argumento pueda pecar de poco original, lo cierto es que la novela convence bastante, porque creo que todos hemos sentido alguna vez esa necesidad de escapar, de romper con lo que tenemos, de perdernos en algún lugar desconocido para encontrar la respuesta a esas preguntas que, por más vueltas que le demos, somos incapaces de responder. ¿Y qué mejor lugar para perderse y encontrarse otra vez que un pintoresco pueblo situado entre la playa y la montaña, donde el estrés y las prisas quedan en un segundo plano? Quizás eso es lo que más me ha gustado de la novela, que encierra un mensaje positivo: el cambio es posible, en cualquier momento de nuestras vidas. Sólo tenemos que iniciarlo, atrevernos a dar el paso. Y no se trata de huir físicamente de nuestro entorno, sino de dejar atrás lo que no nos gusta y buscar aquello que creemos que nos va a hacer felices, buscar todo eso que tanto nos gusta.

miércoles, agosto 05, 2009

IRÈNE NÉMIROVSKY: Suite francesa

Conocí a Irène Némirovski gracias a esa pequeña obra maestra titulada El baile, reseñada con anterioridad en este blog. En aquel librito me deslumbró su forma de trazar los personajes, su manera de reflejar lo podrido y lo enfermizo de algunas relaciones, y todo ello en una novela breve de poco más de 100 páginas. Pues bien, siendo esta Suite Francesa un proyecto mucho más ambicioso, creo que, a pesar de que se lee con cierto interés, queda por detrás de la obra antes mencionada. El proyecto de la novela comprendía cinco partes, pero la fatalidad hizo que Irène solamente pudiera terminar las dos primeras. En 1942 fue detenida y deportada al campo de concentración de Auschwitz, donde la escritora murió en agosto de ese mismo año. Poco después su marido corría la misma suerte. Fueron pues sus hijas quienes, sesenta años después, sacaron a la luz el manuscrito de esta inacabada obra y la publicaron en Francia en el año 2004.

Como le ocurría a El baile, donde la relación de la protagonista con su madre estaba inspirada en la relación real entre Némirovsky y su progenitora -una relación difícil y bastante gris por lo que sabemos- en esta obra encontramos, si no retazos de la propia vida de Irène, un retrato de la sociedad francesa de los años cuarenta en la cual ella misma vivió. El libro comienza con una primera parte, titulada Tempestad en junio, donde seguimos las aventuras de un grupo de personajes que deciden abandonar París ante la inminente ocupación nazi, y que demostrarán en dicho periplo sus miserias y sus virtudes, sacando lo peor y lo mejor de ellos mismos, como suele ocurrir en este tipo de circunstancias. Los Péricand son una familia de la alta sociedad francesa que deberán dejar de lado sus lujos y sobrevivir en un entorno rural saturado de exiliados que, como ellos, escapan de las ciudades que iban cayendo en manos de los alemanes. El escritor Gabriel Corte y Florence, su pareja, pasarán verdaderos apuros para poder llevarse algo que comer a la boca, pero Corte se negará a renunciar a unos privilegios que ya no tenían sentido en la Francia de aquellos momentos, apareciendo a nuestros ojos como un personajes anacrónico, anclado a una sociedad temporalmente destruida. El coleccionista de arte oriental Charles Langelet también es retratado de la misma forma, y demostrará una total falta de escrúpulos y de principios a la hora de garantizarse su propia supervivencia. Por último los Michaud, los únicos que parecen conservar su humanidad y sus valores en estos tiempos tan revueltos, representan a la clase social media-baja parisina. Para ellos lo más importante es su propio amor como pareja y la vida de su hijo, que lucha contra los nazis en el ejército francés. A ellos corresponde uno de los párrafos más bellos de la novela, un diálogo entre ambos que os dejo aquí por lo significativo de su contenido:

"- Qué extraño eres Maurice... Te han pasado cosas como para estar amargado y desencantado, y sin embargo no eres infeliz, quiero decir, interiormente. ¿Me equivoco?
- No.
- Pero entonces, ¿qué te consuela?
- La certeza de mi libertad interior -respondió Maurice tras un instante de reflexión-, que es un bien precioso e inalterable, y de que conservarlo o perderlo sólo depende de mí. De que las pasiones llevadas hasta el extremo, como ahora, acaban por apagarse. De que lo que ha tenido un comienzo tendrá un final. En una palabra, de que las catástrofes pasan y hay que procurar no pasar antes que ellas, eso es todo. Así que lo primero es vivir: Primum Vivere. Día a día. Vivir, esperar, confiar."

La segunda parte lleva por título Dolce, y está ambientada en un pueblecito francés, que también aparece en la primera parte, situado en la zona de ocupación alemana. Némirovsky nos narra aquí las difíciles relaciones entre dominantes y dominados, entre las que también llega a surgir en ocasiones la amistad y, cómo no, el amor. En este caso la principal protagonista es Cecile, una joven que convive con su suegra en un caserón cerrado a cal y canto al mundo exterior. El marido ce Cecile ha caído, al parecer, prisionero de los alemanes. La anciana mujer está totalmente en contra de los invasores, y además tiene en muy poca estima a su nuera, mientras que Cecile, feliz o más bien aliviada en parte por la ausencia de un marido al que no quiere y que le engaña con otra, no se muestra tan reacia a acercarse a los recién llegados, oportunidad que le vendrá dada por la presencia forzosa de un oficial alemán que vivirá un tiempo en la casa con las dos mujeres.

Es curioso que en este libro la autora no nos dé una visión negativa de los alemanes. La que sale mal parada es más bien la guerra, que es la culpable de la separación de padres e hijos, y de familias enteras. Es ella la responsable de tanto sufrimiento. Los alemanes destacados en Francia aparecen como soldados que han sido obligados a realizar una tarea, pero son retratados con tintes humanos y prácticamente en igualdad con los propios franceses. De hecho se insiste en que en su mayoría eran amables y pretendían agradar a aquéllos cuyas tierras habían ocupado de la noche a la mañana. Este retrato tan cercano y amable por parte de Némirovsky sorprende en parte al lector, más aún si conocemos el dramático final de la escritora. Claro que, si ésta pretendía que la obra fuese publicada y sin conocer cuánto tiempo permanecerían en suelo francés los invasores, es lógico que no criticase en su obra a los recién llegados. Pero todo indica que Némirovsky tenía sobradas sospechas de que su propio final era inminente y trágico, a tenor de las disposiciones que contra los judíos se estaban tomando en la misma Francia, y que ella misma sufrió al ver cómo sus obras dejaban de ser publicadas. Me quedo pues con una Irène interesada en reflejar aquello que realmente vio, y capaz de separar en su valoración a los dirigentes que ordenaron toda aquella masacre y a aquellos que, en la mayor parte de los casos, no tuvieron más remedio que obedecer si querían conservar su vida. Unos soldados que eran tan prisioneros como los propios franceses.

Yo he disfrutado mucho más con la segunda parte. Quizás por los personajes o por la historia que en ella se desarrolla, más viva y atrayente. La primera se me hizo un poco ardua. Al final del libro se incluyen además unos apéndices en los que aparecen notas de la propia autora sobre la obra que está escribiendo, acompañadas por correspondencia personal de Irène y su familia en el periodo anterior e inmediatamente posterior a su muerte . Es un testimonio desgarrador de la barbarie que supuso para millones de personas el sinsentido de la Segunda Guerra Mundial. Al cerrar el libro aún podemos ver a Irène, escribiendo ya muy lejos de París, aún sabiendo que, posiblemente, su obra sería póstuma (así lo dice expresamente en una de sus cartas). Lástima que no se equivocara.

Más reseñas de obras de Irène Némirovsky:
- El baile

miércoles, julio 29, 2009

EDUARDO GALEANO: Espejos

Esta es una de las obras más originales que he leído en mucho tiempo. En ella, el escritor uruguayo Eduardo Galeano nos propone un viaje por el pasado desde un punto de vista inédito, el de aquellos que normalmente han sido olvidados por la historia oficial. Así, en este libro se nos habla sobre todo de las mujeres, de los negros, y en general de todos aquellos que han sido explotados, maltratados, y anulados como personas a lo largo de los siglos. Una lectura que nos invita a reflexionar, a conocer una imagen nueva de la historia conocida, con la dureza que encierran esas historias trágicas que conforman el entramado de todo lo que nos ha precedido. La ironía, la crítica abierta, el humor, la lírica y la narración seca y áspera se mezclan en el estilo de Galeano, que demuestra con este libro ser sin duda uno de los grandes de la literatura actual.

Espejos está estructurado como una colección de relatos cortos que se distribuyen en un orden más o menos cronológico, pero que pueden leerse de forma independiente. Estos relatos se remontan al origen del hombre, con constantes alusiones a las mitologías de diferentes pueblos, algunos más conocidos que otros. Esta parte es quizás la más agradable de leer, porque son textos escritos con un gran sentido del humor, que se disfrutan de principio a fin. La originalidad que Galeano alcanza en algunos de estos fragmentos es deliciosa. Es muy difícil entresacar sólo algunos extractos de un libro que de por sí está repleto de pequeñas piezas maestras. No obstante, os dejo, como siempre, algunas líneas para que podáis juzgar por vosotros mismos:

"Desde el Papa de Roma hasta el más humilde cura de parroquia, no hay sacerdote que no dicte lecciones de buena conducta sexual. ¿Cómo pueden saber tanto sobre una actividad que tienen prohibido practicar? (...) En el año 1123, el Concilio de Letrán impuso el celibato obligatorio. Desde entonces, la Iglesia católica conjura la tentación carnal mediante el voto de castidad, y es la única empresa de solteros en el mundo religioso. La iglesia exige a sus sacerdotes dedicación exclusiva, un régimen full time que protege la paz de sus almas, evitando reyertas conyugales y chillidos de bebé."

"Hitler no inventó nada. Desde hace dos mil años, los judíos son los imperdonables asesinos de Jesús y los culpables de todas las culpas (...) Acusados de servir al Maligno, estos malditos anduvieron los siglos de expulsión en expulsión y de matanza en matanza (...) La colosal carnicería organizada por Hitler culminó en una larga historia. La caza de judíos ha sido siempre un deporte europeo. Ahora los palestinos, que jamás lo practicaron, pagan la cuenta."

"Antes, Europa derramaba sobre el sur del mundo soldados, presos y campesinos muertos de hambre. Estos protagonistas de las aventuras coloniales han pasado a la historia como agentes viajeros de Dios. Era la civilización lanzada al rescate de la barbarie. Ahora, el viaje ocurre al revés. Los que llegan, o intentan llegar, desde el sur al norte, son protagonistas de las desventuras coloniales, que pasarán a la historia como mensajeros del Diablo. Es la barbarie lanzada al asalto de la Civilización."

"El muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la Infamia, la Cortina de Hierro... Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros brotaron, y siguen brotando en el mundo. Aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada. Poco se habla del muro que los Estados Unidos están alzando en la frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla. Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y será quince veces más largo que el Muro de Berlín, y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que perpetúa el robo de la patria saharaui por el reino marroquí y mide sesenta veces más que el Muro de Berlín. ¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos?"

Eduardo Galeano se declara escritor, no historiador. Por otro lado el libro no incluye referencias bibliográficas para apoyar la ingente cantidad de datos que en él aparecen. El mismo autor nos dice al principio que le ha sido imposible incluir dichas fuentes porque habrían ocupado una gran cantidad de páginas. Ese es quizás el único "defecto" que puede achacarse a la obra, porque no sabemos hasta qué punto lo que se nos dice en el libro es o no verdad. Pero si lo leemos con una mirada un tanto crítica, sin la necesidad de creernos todo lo que aquí se nos da como cierto, estamos sin duda ante un intento de hacer historia más que encomiable, porque al fin toman voz los humildes y los desheredados que tan importantes han sido en el devenir histórico y que por desgracia son marginados una y otra vez por las fuentes oficiales. Los héroes anónimos, los valientes que dieron su vida por salvar a otros, o que lucharon por ser libres en una época en la que las cadenas atenazaban a la mayoría de la población, son los protagonistas al fin de un libro que, si bien no es cien por cien histórico, les intenta devolver parte de la dignidad que el tiempo y la memoria les arrebataron. Aunque a veces su lectura se hace difícil por la dureza de algunos de los episodios relatados, creo que Espejos es una de esas joyitas que aparecen de vez en cuando en el mundo literario y que merece la pena degustar a pequeños sorbos, saboreándola desde el principio hasta el final. Altamente recomendable.

domingo, julio 19, 2009

SIRI HUSTVEDT: Todo cuanto amé

El prestigioso escritor Salman Rushdie ha dicho de esta novela que "fascina, apasiona e inquieta. Hustvedt es una artista singular, una escritora dotada de considerable inteligencia, profunda sensualidad y una cualidad difícilmente definible para la cual sólo se me ocurre una palabra: sabiduría." Sin ser tan entusiasta como el propio Rushdie, la novela de Hustvedt es, ante todo, sorprendente, y más allá de esta característica, podríamos decir que el adjetivo que mejor la define es "inquietante". Ello no es óbice para que su lectura a veces avance con cierta dificultad, debido a la misma prosa de Hustvedt, demasiado densa en ocasiones, y a un ritmo con altibajos que, afortunadamente va in crescendo conforme avanzamos a lo largo de sus páginas.

La escritora es una gran creadora de personajes. Hay ciertos ecos austerianos en esos caracteres atormentados y con inquietudes más que particulares que tanto nos gustan a los admiradores de Auster. De hecho, al leer esta novela justo después de la anteriormente reseñada, Leviatán, no pude dejar de encontrar ciertas similitudes entre ambas. En la que ahora nos ocupa, la voz narrativa recae en un personaje masculino, Leo Hertzberg, un profesor de arte que va a entablar una sólida amistad con un artista en ciernes llamado Bill Wechsler. Ambos viven en cierto modo existencias similares. Casados con dos hermosas mujeres, Erica y Lucille, las dos se quedarán embarazadas y darán a luz casi a la vez. La relación entre los cuatro parece afianzarse cada vez más, aunque la autora introduce desde el principio un tercer personaje femenino, Violet, que tendrá una presencia definitiva a partir de la segunda parte de la novela.

El libro está, de este modo, dividido en tres partes. La división entre las dos primeras viene dada por un suceso trágico que golpea de forma imprevista la apacible vida de este pequeño círculo neoyorquino, y que causará cambios muy profundos en la trayectoria de cada uno de ellos. Pero lo más fascinante del libro, desde mi punto de vista, está escondido en alguna página entre la segunda y la tercera parte, cuando algo sombrío y extraño empieza a acechar a los protagonistas, al principio de forma difusa, para absorber cada vez más al lector hasta conferir a la novela ese carácter de "inquietante" que mencioné más arriba.

Me gusta la forma de escribir de Hustvedt, aunque sus descripciones son quizás demasiado prolijas en algunos momentos. En general la primera parte del libro se hace algo lenta y pesada, pero como ya adelanté, el ritmo va acelerándose y los acontecimientos se van precipitando a medida que avanzamos en su lectura. Esto, unido a unos personajes bien construidos y muy interesantes, dotan al libro de algo especial que sin duda acaba acaparando -y de forma casi enfermiza- la atención del lector.

El mundo del arte, con sus excentricidades y sus abusos, pero también con la fuerza expresiva que le caracteriza, como fuente de emociones en el espectador, es el telón de fondo de la novela. Sirva este fragmento como muestra:

"Siempre que muere un artista, su obra comienza lentamente a reemplazar a su cuerpo, convirtiéndose así en su sustituto corpóreo en este mundo. Se trata de un proceso, supongo, inevitable. Al pasar de una generación a otra, ciertos objetos de utilidad, tales como sillas o platos, pueden parecer temporalmente infundidos del espíritu de sus antiguos dueños, pero esa condición sucumbe con bastante rapidez a sus funciones pragmáticas. El arte, por su inutilidad intrínseca, se resiste a verse incorporado a la cotidianidad, y cuando es mínimamente potente, parece alentar con la vida de la persona que lo creó".

Una novela que además, profundiza en aspectos muy significativos de la psicología humana, como el duelo y la sensación de pérdida ante la muerte de un ser querido, la dificultad de las relaciones de pareja, la imposibilidad de conocer hasta el fondo a los demás, por muy cercanos que nos resulten, o los trastornos de la personalidad que nos pueden llevar a un camino sin retorno. Es un libro bastante ambicioso en su trama, pero que cumple de forma más que acertada con sus expectativas. Y, aunque a veces puede cansar un poco, no defrauda en absoluto. Siri Hustvedt ha insistido una y otra vez en que no quiere ser conocida por ser la esposa de Paul Auster, sino por méritos propios. Si sigue en este camino, sin duda que lo conseguirá, si es que no lo ha hecho ya.

lunes, julio 13, 2009

PAUL AUSTER: Leviatán

Creo que ya a estas alturas Paul Auster es el autor que más reseñas tiene en este blog. Debo reconocer que después de Viajes por el scriptorium, quedé un tanto decepcionada (la primera vez que me ocurría algo así con Auster), y durante un tiempo no he pensado en volver a leerle. Pero varias personas -entre ellas algunas de los visitantes asiduos de este blog- me habían hablado de Leviatán como una de las mejores novelas del escritor neoyorquino. Y después de leerla, no puedo más que darles la razón. Porque de nuevo me he encontrado al Paul Auster laberíntico y mago que atrapa al lector en una trama donde realidad y ficción se mezclan hasta un punto indistinguible. Leviatán es, sin duda, una gran novela.

El comienzo es, a la vez, el final de la historia. Lo importante aquí es la trama central, los personajes y las relaciones entre ellos, y cómo esos personajes van evolucionando a lo largo del tiempo. El libro cuenta la vida del escritor Benjamin Sachs, vista a través de la pluma de otro escritor y amigo íntimo de Sachs, Peter Aaron, que es una especie de alter ego del mismo Auster. Peter está casado en segundas nupcias con una mujer llamada Iris, mientras que la segunda esposa de Auster se llama Siri (es además escritora como él). Estos son sólo algunos ejemplos de esos juegos que tanto le gustan a Auster y que divierten a sus lectores, al jugar constantemente con los elementos reales y ficticios en la novela.

Los personajes, como en todas las novelas de Auster, son quizás lo mejor de la historia. Son complejos, cambian según las circunstancias, viven, sufren y sienten a cada momento, cuestionándose su vida, y tomando decisiones que marcan a veces un giro de 180 grados en sus trayectorias vitales. Aparte de Aaron y Sachs, es fascinante el personaje de María Turner, inspirado en la artista conceptual Sophie Call, que también aparece reflejada en otras novelas de Auster. María es una mujer atractiva, dedicada a la fotografía y muy inteligente, que tendrá una influencia decisiva en las vidas de los dos protagonistas. El elenco de personajes es muy amplio, y todos están retratados con una extraordinaria viveza, hasta parecer personas reales; esta capacidad es una de las mejores bazas de Auster y uno de los atractivos principales de la novela.

Junto a la riqueza de caracteres, el autor nos habla de la importancia de la amistad, de los giros imprevistos del destino, de las casualidades o pequeños acontecimientos que generan una sucesión de hechos imprevisibles, es decir, del hecho de que nuestras vidas están tejidas de sucesos más o menos nimios que van marcando de forma inevitable nuestra trayectoria vital. Vamos tomando decisiones y descartando caminos, pero casi siempre es la suerte -o la desgracia- la que nos lleva a una encrucijada u otra diferente. Frente a esta realidad, nuestros valores, nuestras convicciones, aquello en lo que creemos, constituyen nuestra mejor tabla de salvación. Los personajes de Auster tienen una fuerte personalidad, y ello se refleja en sus decisiones. Son supervivientes, y tratan de buscar, dentro de sus posibilidades, el camino hacia la autorrealización, es decir, el camino de la felicidad. Sin embargo, muchas veces la intervención fatal de los hados puede truncar ese camino y lanzarlos por derroteros imprevisibles. Como la vida misma.

He disfrutado leyendo Leviatán. Es de esos libros que te atrapan y que cuesta trabajo soltar. Es Paul Auster en estado puro, y sin duda uno de los libros más relevantes de su trayectoria. Imprescindible para los austerianos convencidos, y uno buena forma de iniciarse para aquellos que aún no lo conozcan. Otra lectura estupenda para este verano.

Más reseñas de obras de Paul Auster:
- Viajes por el scriptorium
- Tombuctú
- La trilogía de Nueva York
- Brooklyn Follies

martes, julio 07, 2009

BETTY SMITH: Un árbol crece en Brooklyn

Me fascinan los libros ambientados en Nueva York. Quizás por ello uno de mis autores fetiche es Paul Auster, cuyas obras tienen como telón de fondo esta atrayente ciudad. Ese es uno de los motivos que me ha llevado a leer Un árbol crece en Brooklyn, aparte de las buenas críticas que había encontrado sobre él. En este libro, la autora desgrana la vida de los inmigrantes en las calles del Brooklyn de principios del siglo XX, cuando aquella zona estaba muy lejos de ser el barrio chic y de moda en que se ha convertido en la actualidad, y era en cambio el lugar de residencia de masas de recién llegados a un mundo en el que esperaban que sus sueños se hiciesen realidad.

La protagonista del libro es Frances Nolan, una niña que crece en un entorno difícil pero que manifiesta una fuerza para sobrevivir fuera de lo normal. Desde pequeña, cuando muchos pronosticaban una pronta muerte dado su aspecto frágil y enfermizo, Francie demuestra ser una persona llena de vida e inquietudes. Apasionada de los libros, dotada de una imaginación asombrosa -lo que se manifiesta a su vez en una marcada vocación de escritora-, y amante fervorosa de la escuela, Francie se irá educando junto a una madre luchadora, Katie, que trabaja a destajo para sacar a su familia adelante; un hermano al que adora, Neeley; y un padre, Johnny, sumamente encantador pero demasiado aficionado a la bebida y sin trabajo fijo. En esta familia son las mujeres las verdaderas fuerzas que soportan la dureza de la vida cotidiana, son los pilares de su supervivencia, y ello se demostrará una y otra vez a lo largo de la historia de los Nolan.

Francie es tan fuerte como un árbol. Para la autora, la niña (que podría ser un alter ego de ella en su propia infancia, pues se ha dicho del libro que contiene unos marcados rasgos autobiográficos) puede compararse a esos árboles que crecen en los lugares más inhóspitos para erguirse soberbios hacia el cielo:

"Un árbol crece en Brooklyn. Algunos lo llaman el árbol del cielo. Caiga donde caiga su semilla, de ella surge un árbol que lucha por alcanzar el cielo. Crece en solares delimitados por tablas entre montones de basura abandonada. Es el único árbol que crece en el cemento. Crece exuberante...sobrevive sin sol, sin agua, hasta sin tierra, en apariencia. Podríamos decir que es bello, si no fuera porque hay tantos de su misma especie."

Junto a Francie y Katie, son las mujeres las verdaderas protagonistas de la novela. Entrañable es el personaje de la tía Sissy, una mujer muy poco convencional y maltratada por la vida, pues había dado a luz varios niños que murieron al poco tiempo de nacer. La relación entre Francie y su tía es muy especial, y Sissy nos aparece como una persona llena de ternura, enamorada de la vida y de los hombres, y por ello mismo muy criticada en su entorno, incluso por su propia familia.

La novela de Betty Smith, publicada en 1943, no tardó en convertirse en un best-seller. Miles de personas se vieron identificadas en los personajes de la historia. Los inmigrantes, los pobres, eran los verdaderos protagonistas. Y, junto a ellos, se ensalzaba el valor del esfuerzo y la educación como instrumentos de cambio que podían marcar el futuro de las personas. Por otro lado, la autora critica los convencionalismos sociales y la cerrazón de una sociedad que, afortunadamente, estaba empezando a cambiar gracias, entre otras cosas, a la extensión de la educación gratuita, que alcanzará a casi todas las clases sociales. Es pues un fiel retrato de la vida en la Nueva York más desfavorecida de principios del siglo pasado. De ahí su rotundo éxito nada más ser publicada.

Creo que después de estas palabras, queda claro que recomiendo a todos la lectura de este libro. Aunque su prosa no sea brillante, su intencionalidad y su argumento, y especialmente la fuerza de sus personajes, la convierten en una obra más que interesante. Una lectura estupenda para estas tórridas tardes veraniegas que ya han comenzado. Y si además está recomendada por el mismísimo Paul Auster, ¿quién se puede resistir?

martes, junio 30, 2009

Cuando los sueños se hacen realidad

¡No sabía que llevara ya cinco semanas sin escribir! El mes de junio siempre es especialmente difícil para sacar tiempo, pero al fin puedo volver a este rincón tan querido. Tengo muchos libros en la recámara para comentar (siempre consigo encontrar el tiempo para leer, menos mal): Leviatán de Paul Auster, Espejos de Eduardo Galeano, y Un árbol crece en Brooklyn, de Betty Smith. Espero poder compartirlos con vosotros en los próximos días.

Otra circunstancia personal ha influido en mi desaparición momentánea. Y es que al estrés y los agobios de fin de curso se ha sumado algo que llevaba mucho tiempo esperando, y que me ha robado (y me sigue robando) gran parte de mis energías, porque arrastro un sueño fuera de lo normal. Si todo sigue bien -crucemos los dedos- seré mamá a finales de diciembre. Espero poder seguir compartiendo mis lecturas con vosotros mientras me sea posible, pero si alguna vez desaparezco más de la cuenta, al menos ya conocéis la razón. Todavía sigo haciéndome a la idea, porque ha sido un sueño hecho realidad, y aún nos da miedo que se convierta en una pesadilla. Pero esta vez todo va a ir bien, tengo ese presentimiento y me aferraré a él con todas mis fuerzas.

Pues eso, de vuelta y con barriguita. Un abrazo enorme a todos.