Llevaba un tiempo queriendo leer algo de este autor del que había escuchado muy buenas críticas, pero que por desgracia es bastante desconocido en nuestro país. Maxwell alcanzó una gran notoriedad como editor de grandes autores entre los que se encuentran nombres como Salinger o Updike, pero su faceta de escritor ha pasado algo desapercibida. Sin embargo, después de leer esta primera novela, creo que se trata de un escritor al que merece la pena seguir la pista, pues sus obras están comenzando a traducirse ahora a nuestro idioma.
Vinieron como golondrinas es una historia intimista, que transcurre en el seno de una familia media estadounidense en 1918, el año en que finaliza la Gran Guerra y el año de la terrible epidemia conocida como "gripe española", que sólo en EEUU mató a más de medio millón de personas. Es pues un tiempo de esperanza y temor a la vez, un año clave en la historia del mundo y en la del propio autor, que sufrió la muerte de su madre como consecuencia de dicha epidemia. Ese episodio es el que centra el hilo narrativo de la novela, donde la madre de la familia, el eje que une a todos los miembros de esta, como vamos descubriendo a medida que avanzamos en su lectura, cae enferma y fallece en parecidas circunstancias. Maxwell construye pues una novela en parte autobiográfica que es a la vez un emotivo testimonio de la forma de vida de la sociedad media norteamericana en las primeras décadas del siglo XX.
El narrador es una sola persona, pero posee tres voces distintas, pues nos narra la historia desde el prisma de tres de los personajes que aparecen en la novela. Primero es el hijo pequeño, Bunny, quien nos toma de la mano y nos lleva con él a conocer a su familia. En las páginas dedicadas a él, conocemos sus miedos, la fascinación que siente hacia su madre, a la que idolatra, y el temor-respeto que ejerce en él su hermano mayor, Robert. Maxwell capta de forma brillante la inocencia que caracteriza a un niño de ocho años, como se aprecia en este fragmento dedicado a la magia de los juegos infantiles:
"El domingo por la mañana era un momento excelente para invadir una ciudad. Ya era casi mediodía cuando la imaginación de Bunny empezó a flaquear. Entonces, de manera muy repentina, la escena cambió. Las murallas, puertas, tejados, barricadas rotas y torres caídas se aparecieron en su sencilla y desnuda realidad: dos vasos plegables, una regla, una piedra cuadrada, cartón, papel marrón, tres lápices y un carrete lleno de muescas. A partir de ahí fue imposible seguir fingiendo que sus soldados de plomo se gritaban unos a otros mientras defendían un pueblo belga."
A continuación es Robert, el primogénito, el que se convierte en protagonista de la historia. Su relativa incapacidad física (perdió una pierna en un accidente) no es obstáculo para que se desenvuelva como un chico más de su edad en todos los aspectos. Por último Maxwell centra su atención en el padre, James, roto por la pérdida de su esposa e incapaz en un principio de cuidar de sus hijos tras la muerte de esta, verdadero punto cardinal sobre el que se asentaba la unión de esta familia. La hermana de la fallecida, Irene, aparecerá entonces como la posible salvadora de esta situación, y se convertirá en un asidero fundamental para el desconsolado James.
Esta novela nos cautiva por su prosa sencilla, que huye de artificios, y su naturalidad al describir y caracterizar a los personajes. Realmente parece que nos hemos colado en el hogar de los Morison, que dormimos junto a Bunny o Robert, que acompañamos a James mientras arrastra como un fardo la muerte de su adorada Elizabeth. Es ella quizá el personaje más entrañable, por la dulzura y el amor que derrocha, por ser el soporte vital de una familia de hombres que la ama con locura aunque ninguno, salvo el pequeño Bunny, sea capaz de demostrárselo. Por su parte, el personaje de Bunny parece ser en muchos aspectos un autorretrato del propio Maxwell, que perdió a su madre más o menos a la misma edad. Posiblemente por ello aparezca tan real a nuestros ojos.
Puede que Maxwell no esté a la altura de otros grandes escritores norteamericanos, pero se merece un lugar destacado en la narrativa de ese país. Esperemos que lo alcance en los próximos años. Desde aquí, os animo a descubrirlo, ya sea en español o en inglés. Lo vais a disfrutar, os lo aseguro.