jueves, agosto 31, 2006

IMRE KERTÉSZ: Liquidación

Es la primera vez que leo una obra de Kertész. Tenía este libro desde hace bastante tiempo, pero por una razón o por otra, no me decidía a leerlo. El propio título de la novela, tan conciso y tan brutal en su significado, me asustaba en cierto modo. Hasta que la semana pasada lo cogí al fin de la estantería. Y he de decir que me alegro enormemente de ello.En el marco de la caída del comunismo en Hungría, el autor nos narra la historia de una serie de personajes con diferentes concepciones de la vida y la política. El protagonista, Keserú, es un editor hastiado de su trabajo, que recibe un duro golpe cuando su amigo Bé se suicida sin una causa aparente. Bé era escritor, y deja tras su muerte una obra de teatro donde utiliza personajes reales (el propio Keserú y otros de los que aparecen en el libro) y una misteriosa novela que no aparece por ningún lado pero de cuya existencia Keserú está tan seguro que no dudará en remover cielo y tierra para encontrarla.Los personajes que desfilan ante nuestros ojos comprenden todo un muestrario de caracteres y formas de entender la vida, aunque tienen en común un halo de tristeza y apatía fruto de sus respectivos pasados y del desencanto tras una transición política que no había supuesto lo que ellos esperaban. Bé lleva consigo el "estigma" de haber nacido en Auschwitz, y no logra encontrar el sentido de una vida que en realidad él no deseó en ningún momento; su ex-mujer, Judit, siente su matrimonio como una especie de condena de la que un día decide escaparse para empezar una nueva vida, aunque nunca dejará de amar a Bé. Ella será la depositaria de su más importante secreto. Keserú también siente ese cansancio existencial que impregna toda la novela, aunque no se resigna a ese estado de ánimo. Frente a la concepción de la vida de Bé, para quien "la vida es un gran campo de concentración instalado por Dios en la Tierra para los hombres", Keserú argumenta que, si bien es cierto que el mundo es un mundo de asesinos, "aun así, no quiero verlo como el mundo de los asesinos, sino como un lugar donde se pueda vivir."
Imre Kertész, escritor húngaro que vivió en su propia carne la trágica experiencia de los campos de concentración (estuvo preso en Auschwitz y Buchenwald cuando sólo era un adolescente), crea en esta obra unos personajes atrapados por su pasado y su destino, que intentan sobrevivir y buscar un sentido a su existencia. Algunos, como Keserú, puede que lo consigan; otros, como Bé, son el ejemplo de una inadaptación que no lleva a otro lugar que a la muerte. En la dramática concepción de la vida como un campo de concentración de Bé, "suicidarse es tanto como engañar a los vigilantes, huir, desertar, dejar con un palmo de narices a quienes se quedan". Se trata pues de una novela compleja y con tintes autobiográficos, donde el autor reflexiona sobre el sentido de la vida en una Hungría que despierta al capitalismo con todos los problemas que ello conlleva (muy interesante es la reflexión sobre los sin techo que Keserú se plantea al final del libro). Cuando uno termina de leerla le queda en la boca un sabor algo amargo, pero no dura demasiado. En mi opinión el mensaje que Kertész nos lanza en este libro es un mensaje de esperanza. Un pasado trágico puede arrastrarnos a la desesperación, pero la libertad de sucumbir o continuar adelante es algo que no nos pueden arrebatar. Con su trayectoria vital, Kertész ha demostrado sin duda que ha escogido la segunda opción. Os transcribo un par de fragmentos de una entrevista que le hicieron en El País en marzo de 2001, antes de que el escritor fuera galardonado con el premio Nobel de Literatura: "Yo creo que también hoy vivimos en una dinámica que, por supuesto, no es la de Hitler y Auschwitz, pero sí una dinámica que obliga a las gentes y a los países a integrarse en una forma de vida que nos es presentada por los medios y que se han convertido en lugares comunes. Todavía no está bien estudiado el grado de sumisión y adaptación que exigen, por ejemplo, los grandes consorcios multinacionales a sus empleados. Hay muchos ejemplos de cómo la libertad que existía en el siglo pasado para vivir con privacidad e intimidad está en peligro". (¿Podría ser más actual esta reflexión?)"Mi obra es un compromiso conmigo mismo, con la memoria y con la humanidad. Mi judaísmo es muy problemático. Ya le he dicho que yo no soy un judío creyente. Pero como judío me llevaron a Auschwitz y como judío estuve en los campos de exterminio, y como judío vivo ahora en una sociedad a la que no le gustan los judíos, con un gran antisemitismo. Yo siempre he tenido la sensación de que me obligaban a ser judío. Lo soy, y lo asumo, pero en gran parte es cierto que se debe a una imposición".

lunes, agosto 28, 2006

CHARLES NICHOLL: Leonardo, el vuelo de la mente

Comenzaré haciendo una confesión: no he leído demasiadas biografías a lo largo de mi vida, pero si muchas de las que se escriben fueran como esta, sin duda se convertiría en uno de mis géneros favoritos. Y es que Charles Nicholl consigue acercarnos de forma tan vívida a la figura de Leonardo da Vinci que en más de una ocasión me ha parecido estar sentada al lado del ilustre genio viendo como escribía con su característica escritura especular en uno de sus innumerables cuadernos.De Leonardo se han dicho muchísimas cosas, una gran parte de ellas sin ningún fundamento. Ha sido el objeto de multitud de biografías, estudios, novelas (estas ahora se han puesto de moda, y ya hay gente que se cree a pies juntillas las teorías de El código Da Vinci y de libros similares)... Sin embargo, hasta ahora era bien poco lo que se conocía del personaje real. Y por ello este libro me ha parecido tan extraordinario.Ignoro el tiempo que habrá tardado Charles Nicholl en recopilar toda la información necesaria para elaborar esta obra. Pero estoy segura de que debe haber sido una tarea ingente. El resultado es un magnífico relato, bien escrito, ameno y a la vez detallado, y sobre todo basado en un trabajo de investigación exhaustivo y meticuloso. Nicholl se ha servido de fuentes muy diversas: desde los propios cuadernos de Leonardo, distribuidos por bibliotecas y archivos de medio mundo, hasta los relatos de autores contemporáneos del pintor o de otros estudiosos de este ilustre personaje. La cantidad de citas a pie de página y la amplia bibliografía incluida al final del libro dan fe de ello. El autor ha debido recorrer además todos los lugares que alguna vez visitó Leonardo, a lo largo de Italia y también en Francia. A lo largo de sus más de 500 páginas, se nos brinda un retrato magnífico de Leonardo, no sólo del genio más o menos conocido, sino especialmente del hombre, con sus miedos y sus manías, sus gustos culinarios y sus preferencias sexuales. Nicholl nos lleva a conocer también el ambiente en el que el humanista se movió: las cortes de los Médici en Florencia, de Ludovico Sforza en Milán, o de Francisco I en Francia. La descripción de los paisajes y de las ciudades nos traslada a esos lugares mágicos de la Toscana, la Lombardía o el valle del Loira, mientras que todos los personajes que acompañaron a Leonardo en su singular andadura aparecen también espléndidamente retratados. Por supuesto, no se olvida Nicholl de la gestación de las grandes obras del artista, a las que dedica una parte importante del libro, sin resistirse a dejar volar un poco la imaginación -no sin antes aclararlo al lector- a la hora de explicar la génesis de algunas de ellas, como la Mona Lisa. Increíbles son también las páginas dedicadas a las investigaciones que Leonardo dejó claramente anotadas en sus cuadernos, en los cuales podemos encontrar las huellas de multitud de disciplinas a las que el artista se acercó movido por su inagotable afán de saber.En definitiva, si queréis conocer mejor a este hombre y genio a la vez, y alejaros de interpretaciones absurdas basadas en una imagen de Leonardo relacionada con la magia y el ocultismo, os recomiendo firmemente este libro. Gracias a él he descubierto a un personaje fascinante, con una curiosidad sin límites, un sentido del humor extraordinario, y una capacidad para aprender desbordante. Leonardo era consciente de que no tendría tiempo suficiente a lo largo de su vida para estudiar todo lo que le interesaba, y a menudo pasaba de una tarea a otra sin terminar lo que había empezado (esto se aprecia especialmente en su obra pictórica, pues nos han llegado muy pocas obras de él acabadas). En mi opinión ello le hace aún más cercano, pues creo que casi todos hemos sentido alguna vez esa punzada de dolor al darnos cuenta de que por mucho que lo intentemos jamás podremos hacer o aprender todo lo que nos gustaría (cuántos libros nos quedarán sin leer, por ejemplo). Por eso la mente de Leonardo se movía tan rápido, como si volara, para llegar a todos los lugares posibles antes de que la muerte le alcanzara. Y os aseguro que vuestra mente también volará, para recorrer la Italia del Renacimiento, si os aventuráis a leer este libro.

sábado, agosto 26, 2006

PAUL AUSTER: Tombuctú

Nos encontramos ante una fábula original y divertida, de uno de mis autores favoritos, aunque debo admitir que lo descubrí hace poco tiempo. Ahora me declaro una "austeriana" convencida, pues la prosa de este escritor ha conseguido atraparme desde la primera vez que le leí.Tombuctú no está a la altura de otras obras de Auster, de eso no cabe duda. Sin embargo no por ello deja de ser una pequeña joyita para los sentidos. El protagonista es un perro, Mr. Bones, cuyo dueño es un personaje extravagante y trotamundos llamado Willy Christmas. El libro nos narra las peripecias del perro desde que entró en contacto con Willy, cuando aún era un cachorro, pasando por su búsqueda de una nueva familia tras la muerte de este. El final, sorprendente y agridulce a la vez, nos lleva a un mundo mágico donde los perros también sienten pasiones humanas como el ansia de libertad y la añoranza de una juventud que se fue. Como es habitual en la obra de Auster, sus personajes guardan semejanzas con personas reales que el autor conoció a lo largo de su vida. El protagonista humano, Willy, está inspirado sin duda en un extraño personaje que Auster llegó incluso a albergar en su casa durante sus años de universidad, un tal "Doc". Si queréis saber más sobre él no tenéis más que sumergiros en la espléndida autobiografía de Auster, A salto de mata. Observaréis que las coincidencias entre ambos caracteres son más que evidentes.Por el libro desfilan otros personajes igualmente atractivos, aunque quizás son más planos que los tipos humanos a los que el autor nos tiene acostumbrados en el resto de sus obras. Es el caso de Polly, una bella ama de casa que renunció a todos sus sueños al casarse y tener hijos, y que ahora se ahoga en un matrimonio en el que no es feliz; o el niño Henry, que ni siquiera puede contar con el apoyo de sus padres, y que encontrará en Mr. Bones el único amigo al que puede contarle todo lo que siente.
Como dijo de este libro una de las críticas de The Washington Post, "no hace falta que a uno le gusten los perros para sucumbir al encanto de esta hermosísima, luminosa fábula." Vuelvo a insistir en que no es de lo mejor que ha escrito Auster, pero ello no le resta encanto en absoluto. Las peripecias de Willy Christmas, antes y después de conocer a Mr. Bones, y del propio Mr. Bones, cuando tiene que buscarse la vida por sí mismo, son un ejemplo de buena narrativa, capaz de atraparnos desde el principio hasta el final. Y acompañar a este perro en sus aventuras, hacernos partícipes de lo que siente y padece, es algo que se disfruta y se vive a la vez. La portada de la edición española en Anagrama es además uno de mis cuadros preferidos, pero también de los más angustiosos que he visto nunca: El perro semihundido de Goya. Sin duda alguna, esa sensación de soledad y desamparo es algo que muchos de nosotros hemos experimentado a lo largo de nuestra vida. Como el mismísimo Mr. Bones siente en un momento determinado, "estaba solo y, le gustara o no, debía seguir adelante, aunque no tuviera a dónde ir." Muy hermoso el título que Auster escogió para su novela. Tombuctú es un lugar mágico, y no sólo para los humanos, también para Mr. Bones.

jueves, agosto 24, 2006

JAVIER MARÍAS, Corazón tan blanco

Juan Ranz, traductor e intérprete, es el narrador de su propia vida. El libro comienza con el relato del suicidio de la segunda esposa de su padre, Teresa, tras lo cual éste se casará por tercera vez con la hermana de la difunta, la madre de Juan. En el momento que arranca la historia, Juan se encuentra en su luna de miel, durante la cual es testigo de un hecho que le marcará profundamente. Juan vive a saltos entre su casa en España y capitales como Bruselas, Ginebra o Nueva York, donde pasa largos períodos debido a imperativos de su profesión. En Nueva York se hospeda en casa de su amiga Berta, a quien le apasiona concertar citas con extraños de la sección de contactos del periódico, imaginando que cada uno de ellos será al fin el hombre de su vida.Desde el día de su boda, Juan siente un extraño presentimiento de fatalidad del que no logra deshacerse. Su mujer, Luisa, se lleva muy bien con su suegro Ranz y con un amigo íntimo de éste, Custardoy, hasta el punto de que Juan sospechará de una relación entre ambos. Al final del libro se desvela el gran secreto que permanece latente desde el principio: el motivo del suicidio de Teresa. Juan lo escuchará de labios de su padre, en una conversación oída a escondidas entre Luisa y Ranz.
Es uno de mis libros preferidos, con un comienzo de los que se quedan grabados en la memoria: “no he querido saber pero he sabido”. Genial la descripción de los personajes, sus secretos ocultos (y en ocasiones escabrosos, como en el caso de Ranz o de Berta), secretos que al desvelarse pierden esa connotación malévola, para aparecer como comportamientos humanos que responden a una serie de razones. El título de la novela, Corazón tan blanco, hace referencia a la inocencia que, al saber cosas, se va tiñendo y volviéndose menos blanca, más oscura. La maestría con que el autor nos desvela esos secretos es fundamental para que los personajes nos aparezcan como seres de carne y hueso, a pesar de las cosas que ocultan. Corazón tan blanco es el que todos poseemos en el momento de nacer, y que luego se irá oscureciendo a lo largo de nuestra vida.

Otras reseñas de obras de Javier Marías:
- Mañana en la batalla piensa en mí

MIGUEL DELIBES, Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso

Eugenio, un recién jubilado, encuentra en una revista un anuncio de una señora que busca amistad por correspondencia, y decide escribirle. En una sucesión de cartas que comienzan con un tono cortés y amable y acaban convirtiéndose en una verdadera declaración de amor, Eugenio abrirá su corazón y le irá narrando toda su vida a Rocío, su misteriosa dama sevillana. A través de esas cartas, Eugenio nos relata su propia vida desde pequeño: su infancia en su pueblo junto a sus dos hermanas (su amor por el campo le viene desde esa época), su entrada a trabajar en un periódico que ya no abandonará hasta su jubilación, sus manías, sus raras enfermedades, su pasión por su hermana Rafaela... Aunque las cartas de ella no aparecen, percibimos que Rocío no se está enamorando, al contrario que él, que cada vez se muestra más cariñoso y apasionado en su correspondencia.El retrato de sí mismo que nos brinda Eugenio está lleno de originalidad y frescura, con esos achaques tan raros –como el de tener que ponerse la mano sobre el estómago para hacer bien la digestión- y esas manías algo extravagantes. El lenguaje de Delibes, como siempre, es una delicia.
Desde un planteamiento original y con una fórmula acertada, el autor consigue tomarnos de la mano para asistir como espectadores a la vida de Eugenio y a su creciente enamoramiento de Rocío, la misteriosa sevillana. Ella, sin aparecer directamente en el libro, nos acaba resultando antipática y fría, pues ante un hombre sincero desde el principio y tiernamente enamorado, nos encontramos a una mujer que miente y que tiene una actitud cobarde y cínica. Llega un momento en que parece que estemos inclinados sobre Eugenio, observándole mientras escribe, sonriendo y leyendo tras su hombro, tal es la cercanía que consigue Delibes a su protagonista. Un librito lleno de ternura que nos demuestra que el amor no tiene edad, y que nunca es tarde para enamorarse como un adolescente, aunque ese amor (¡como suele ocurrir tan a menudo!) no sea correspondido.

MARY SHELLEY, Frankenstein

Se trata de un clásico de la literatura de terror, versionado varias veces en el cine, pero quizás poco leído por el público en general. Es la historia de un joven estudiante de medicina, Victor Frankenstein, que un día decide crear un ser vivo a partir de materia inerte, experimento que finalmente se volverá en su contra. En efecto, el "engendro" acabará trayendo la desgracia a su creador, quien lo abandonará y se negará a hacer para él una compañera. La soledad y el aislamiento de la criatura, rechazado y temido por todos, lo volverán un ser malvado. En consecuencia, y para hacer sentir a su creador el peso de esa desgracia, no dudará en asesinar a algunos de los seres más queridos de este. Apesadumbrado por estas muertes y cegado por el deseo de venganza, Frankenstein empleará su vida en perseguir a la criatura más allá de las fronteras conocidas, hasta el mismísimo Polo Norte. Es muy conocido el trasfondo en el que fue gestada esta novela. Mary Shelley y su marido, Percey Shelley, pasaban unos días en Suiza junto a su amigo el poeta Lord Byron y el médico de este último, Polidori. Tras una sesión de historias fantasmales, Byron lanzó el reto a sus acompañantes de escribir un relato de terror. Así nació un cuento de Polidori (El Vampiro) y sobre todo el clásico de terror gótico de Mary Shelley. Al parecer, la autora conocía los experimentos que por esa época se estaban realizando sobre la aplicación de electricidad a animales muertos, puestos en práctica por científicos como Luigi Galvani.En un momento en que la Revolución Industrial no había hecho sino empezar, la obra de Shelley advierte sobre los peligros de una tecnología en continuo avance. El engendro creado por Frankenstein se convierte así en una alegoría de los males que acechan a la humanidad si ese progreso industrial no se controla. Por supuesto esta es solamente una de las diversas interpretaciones que pueden sustraerse de la lectura de este interesante libro.
Aunque la narración no es todo lo ágil que cabría esperar de un libro de esta índole, la obra de Mary Shelley merece ser leída sobre todo por las preguntas que plantea y por constituir el origen de un mito que ha llegado hasta la actualidad. Son muchos los interrogantes que Shelley dejó en el aire al escribir esta novela. Me atrevo a aventurar unos cuantos, aunque posiblemente otros lectores puedan encontrar sus propios temas de discusión:
- El miedo a los avances tecnológicos incontrolados. La tecnología en las manos equivocadas.- El mito del buen salvaje. Todos poseemos un alma buena cuando nacemos, pero es la sociedad la que nos corrompe y nos hace egoístas y/o malvados.

- La Creación y el origen de la vida. El hombre arrebata a Dios el poder de dar vida a las criaturas, y en consecuencia, recibe el castigo por su soberbia. Nos recuerda al mito de Prometeo, que robó el fuego a los dioses para dárselo a los hombres, y que fue condenado por ello. No en vano, la novela de Shelley llevaba como subtítulo "el moderno Prometeo".
- El miedo a la libertad de la mujer. El monstruo creado por Frankenstein pide a su hacedor que cree para él una compañera, para acabar así con su soledad, pero el joven estudiante se niega a hacerlo, pues teme que esta otra criatura pueda escapar al control del engendro y acabe siendo también una amenaza para los mortales. Hay que tener en cuenta que Mary era hija de una conocida feminista, Mary Wollstonecraft (que murió pocos días después del nacimiento de su hija) y de un filósofo liberal, William Godwin, por lo que recibió una educación muy completa y poco usual para las mujeres de su época.
- El miedo a la soledad y a la incomprensión. La criatura, en principio amable y bondadosa, se va volviendo huraña y cruel a medida que se siente más y más rechazado por una humanidad que teme a su fealdad y su aspecto desagradable. El temor a lo desconocido, el rechazo a lo diferente o extraño (xenofobia) también son pues temas tocados en este libro.
- La relatividad del bien y el mal. Es curioso que, a medida que avanzamos en la lectura, dudamos de quién es más malvado, si la criatura (a la que Frankenstein ni siquiera pone nombre, hasta tal punto llega su rechazo hacia él), o su creador, que se desentiende por completo de las desgracias que acontecen al ser por él engendrado. Por otra parte, vemos cómo el monstruo no deja de presentar sentimientos humanos en todo momento, como los remordimientos cada vez que comete un asesinato. En definitiva, como podéis observar es un libro al cual se le puede sacar bastante jugo. Os animo a que lo leáis y extraigáis vuestras propias conclusiones. Por supuesto me encantaría que pudiéramos discutirlas en este espacio. Que lo disfrutéis.

domingo, agosto 20, 2006

LESLEY LOKKO, Cielos de azafrán

El libro nos narra las vidas de tres amigas, Amber, Becky y Madeleine, desde la adolescencia hasta rebasar ampliamente la treintena. Cada una de ellas construirá sus propios sueños e ilusiones, y aunque sus vidas acaban separándolas, una y otra vez volverán a encontrarse en las situaciones más difíciles para ayudarse mutuamente y demostrar que hay amistades que son para siempre.Amber es la figura principal, una chica con un padre multimillonario y una madre con serios problemas de alcoholismo, que debe convivir con el hecho de que su padre tiene otra "familia" en Italia, la formada por su amante y su hija. La rivalidad con esta última será una constante a lo largo de su vida. Amber tratará de forjarse un camino propio, alejándose de la influencia de su padre, al que sin embargo admira y quiere sin reservas. En cambio Becky, con una personalidad menos fuerte, acaba viviendo una especie de "vida paralela" a la de su amiga, sin que ella se dé cuenta de que trata de emular sus pasos. Madeleine, la única de clase social baja, hija de inmigrantes, protagonizará también su propia odisea, y es quizás la que lleva la vida más difícil, pues una gran tragedia la llevará a verse inmersa en la guerra de Bosnia. Ellas son el esqueleto de una historia en la que ciudades como Londres o Nueva York se mezclan con paisajes africanos e idílicas tardes en la soleada Menorca. Una historia de encuentros, amor y aventuras en un solo libro.
La novela consigue atraparnos casi desde el principio, y en las páginas ambientadas en África acierta a transportanos a la mágica luz y el paisaje de aquel continente. La escritora trabajó varios años en África, y su conocimiento de esas tierras se trasluce en el libro con especial intensidad. Sin embargo, el ambiente en el que se mueven algunos de los protagonistas (Amber o su medio hermana Paola) llega a parecernos artificioso, pues se trata de una clase social alta que vive de una forma muy lejana a la que nos ha tocado en suerte a la mayor parte de los mortales. Es el mundo de las revistas del corazón, de los hoteles de cinco estrellas, de viajes en clase business y vacaciones en una villa propia en Menorca. Ello no es óbice para que, en general, resulte una lectura amena y divertida, muy entretenida para estos días de verano en que tanto apetece viajar, aunque sea a través de las páginas de un libro.

CAMILO JOSÉ CELA: La colmena

La colmena narra el acontecer cotidiano de una serie de personajes (hasta 300 llegan a aparecer en la novela) en el Madrid de los años 40. Es como si por unas horas pudiéramos seguir los pasos de estas personas, en los cafés, en sus casas y en las calles de Madrid. Son retazos de unas vidas que el autor juega a desvelarnos en parte, pues algunos de los personajes aparecen de forma fugaz, sin que lleguemos a saber casi nada de ellos, mientras que otros nos acompañan durante buena parte del libro. Es el caso de Martín Marco, que esconde algún problema con la justicia que no se nos llega a a aclarar; Doña Rosa, la dueña del Café, descrita con tanta vivacidad que podemos verla paseándose entre las mesas y gritando un día sí y otro también a los desgraciados camareros que trabajan para ella; la pobre Victorita, con un novio enfermo y una madre insufrible que no hace más que atosigarla... Son formas distintas de vivir y de sentir, con nombres y situaciones que podrían ser reales. Cela mismo dijo de su novela que "es un trozo de vida narrado paso a paso, sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre, exactamente como la vida discurre".El libro se divide en seis capítulos y un epílogo. Cada uno de los capítulos se estructura a su vez en diferentes fragmentos, que nos narran las vicisitudes de uno o varios personajes, a la manera de las celdillas que componen una colmena. Esta forma de narración tan original ya había sido utilizada por John Dos Passos en Manhattan Transfer, considerada un claro precedente de la obra de Cela.
La colmena es una obra triste, pues está ambientada en los años de posguerra, años de hambre y miseria para muchos españoles. Estos personajes, si bien en su mayoría pertenecen a una clase media-baja, tratan de sobrevivir en un medio que se presenta difícil y oscuro. Cada uno tiene su propia historia y su drama personal, aunque de algunos no llegamos sino a intuirlo. Ese ambiente de tristeza y de apatía está magistralmente recreado por el autor, y uno llega a sentir a sus protagonistas como auténticos seres de carne y hueso.Ahora bien, la originalidad de la técnica narrativa y la proliferación de personajes son a la vez una especie de lastre para la lectura. En no pocas ocasiones nos vemos obligados a volver atrás para recordar quién era o qué le había sucedido a algún personaje en concreto. Y eso hace que en ocasiones se pierda el ya de por sí complejo hilo narrativo. No obstante, es una lectura obligatoria para conocer el tipo de novela "social" que se hacía en España en los años 40. Interesante.

sábado, agosto 19, 2006

TRACY CHEVALIER: Ángeles fugaces

Ambientada en la época victoriana, la novela narra la vida de dos familias, los Coleman y los Waterhouse, que se conocen por la proximidad de sus respectivas tumbas en un cementerio, y que después acaban siendo vecinos.Kitty Coleman es una madre joven y atractiva que no es feliz en su rutinaria vida de casada. Sólo tiene una hija, Maude, con la que no comparte demasiadas cosas, y desde el principio de la historia vemos que aspira a unos sueños e ilusiones muy lejanos a la realidad que la envuelve. Los acontecimientos la irán conduciendo por un camino muy distinto, y acabará haciéndose sufragista. Será en esta lucha, la de conseguir el voto para las mujeres, donde Kitty encuentre la verdadera felicidad, luchando por unos ideales de igualdad y libertad en los que cree firmemente. No obstante, pagará un alto precio por ello.La contraposición a este personaje es Trudy Waterhouse, una mujer tradicional que sufrirá la pérdida irreparable de su hija pequeña, y que contempla espantada el comportamiento y las excentricidades de su feminista vecina. Las hijas de ambas familias son las otras protagonistas de la historia. Maude es una chica madura y con ciertas inquietudes intelectuales que echa de menos la figura de una madre tradicional que pase más tiempo con ella. En cambio Lavinia, su mejor amiga, es una chica más de la época, preocupada por la moda y por los actos sociales, con pocas aspiraciones personales aparte de lograr un buen matrimonio.La novela es una espléndida recreación de las formas de vida victorianas, con sus costumbres y hábitos de vida (magnífica por ejemplo la descripción del luto que hace Lavinia). Además está escrita con un planteamiento original, al dejar que sean los propios protagonistas quienes tomen la palabra y se vayan alternando para contarnos retazos de la historia, cada uno desde el punto de vista que le corresponde.
Es una novela que entretiene y gusta, pero algunos aspectos no acaban de convencer del todo, como si quedasen en el aire. Es lo que ocurre en algunos momentos con el personaje de Kitty. Y con Lavinia, cuya superficialidad a veces raya la estupidez. Otros personajes sí tienen más apariencia de realidad. De todas formas, es innegable el esfuerzo de la autora por construir una novela compleja con una sólida ambientación en la época victoriana. Quizás el problema es que Chevalier puso el listón muy alto con esa hermosa novela, La joven de la perla, donde la atracción entre Vermeer y su criada era recreada con una maestría extraordinaria. Si la comparamos con ella, Ángeles fugaces nos deja un sabor de boca algo amargo, pues no está a la altura. No obstante, constituye un ejemplo entretenido de novela histórica que nos atrapa en su magia de ángeles y cementerios.