Hajime, un hombre felizmente casado y con dos hijas, está a punto de dejarlo todo al reencontrarse con Shimamoto, un antiguo amor de su juventud. Este hilo argumental que puede parecer tan común es la excusa de Murakami para escribir una novela hipnótica, como es su estilo, donde realidad y sueño se mezclan entretejiéndose en una red que atrapa al lector casi desde el principio.
Tenía ganas de volver a Murakami. Lo estaba deseando desde que terminé de leer Kafka en la orilla, un libro que me fascinó. Esta otra novela me sorprendió en sus primeras páginas, porque era distinta a la anterior, más convencional, con un desarrollo argumental más simple. O eso creía. Sin embargo, a medida que avanzaba en su lectura, fui quedando aprisionada por el misterio y por los lugares ocultos de la novela, hasta que me di cuenta de que me resultaba imposible dejar de leer. Cuando cerré el libro, aún seguía embrujada por las páginas que había dejado atrás.
El autor vuelve a seducirnos con su juego habitual entre realidad y sueño, confundiéndonos hasta hacernos dudar de lo que le ocurre a Hajime. En el libro subyacen varios temas: la complejidad del amor, el dolor de la ruptura, la posibilidad de amar a más de una persona a la vez, el descubrimiento del "alma gemela"...
Hajime y Shimamoto comparten el hecho de ser hijos únicos. Esa característica, que les diferencia de la mayor parte de los niños que les rodean en la escuela, les hace unirse y descubrir que en el fondo son muy parecidos en cuanto a gustos e intereses. Su pasión por la lectura o por la música entre otros -el libro trasluce la admiración del autor por el jazz especialmente- les va acercando hasta que nace el enamoramiento mutuo, del que ambos, aún muy jóvenes, no parecen ser conscientes. La amistad se convierte en amor. Sin embargo, este no llega a cristalizar, pues al comenzar la secundaria Hajime se muda a otro barrio y la relación entre ambos se va enfriando hasta que dejan de verse. No será hasta muchos años después cuando vuelvan a encontrarse, y todos los sentimientos que entonces quedaron ahogados resurgirán de nuevo con una fuerza incontrolable. Tanto que Hajime tendrá que cuestionarse su vida y su futuro.
Como es característico de Murakami, en la novela se suceden algunos acontecimientos de índole misteriosa que desconciertan al propio Hajime y, por supuesto, al lector: la aparición, antes del reencuentro entre ambos personajes, de una mujer muy parecida a Shimamoto y un hombre que le entrega un sobre de dinero a Hajime; el carácter de la propia Shimamoto, que tras la vuelta desaparece durante meses para volver de nuevo a la vida del protagonista sin previo aviso y sin dar ninguna explicación. Su extraña enfermedad. Sus secretos. Y la aparición fantasmal de un antiguo amor de Hajime, Izumi, a quien la ruptura dejó en un estado de postración absoluta, y cuya visión golpea con fuerza a nuestro hombre haciéndole cuestionarse su comportamiento por aquel entonces.
El gusto del autor por el juego realidad-ficción toma un carácter casi filosófico en el extracto siguiente, que hay que leer varias veces para intentar comprender bien:
"Hay una realidad que demuestra la verdad de un hecho. Porque nuestra memoria y nuestros sentidos son demasiado inseguros, demasiado parciales. Incluso podemos afirmar que muchas veces es imposible discernir hasta qué punto un hecho que creemos percibir es real y a partir de qué punto sólo creemos que lo es. Así que para preservar la realidad como tal, necesitamos otra realidad -una realidad colindante- que la relativice. Pero, a su vez, esta realidad colindante necesita una base para relativizarse a sí misma. Es decir, que hay otra realidad colindante que demuestra, a su vez, que esta es real. Y esta cadena se extiende indefinidamente dentro de nuestra conciencia y, en un cierto sentido, puede afirmarse que es a través de esta sucesión, a través de la conservación de esta cadena, como adquirimos conciencia de nuestra existencia misma. Pero si esta cadena, casualmente, se rompe, quedamos desconcertados. ¿La realidad está al otro lado del eslabón roto? ¿Está a este lado?"
Estamos pues ante uno de los interrogantes que se han planteado muchos filósofos y pensadores. ¿Hasta qué punto nuestra existencia es real? ¿Somos más bien un sueño o una invención? ¿Somos capaces de discernir sin posibilidad de duda la realidad de lo meramente soñado? Nos guste o no Murakami, el libro consigue atraer nuestra atención con la historia y, lo que es mejor, deja al lector la posibilidad de decidir sobre el verdadero sentido de lo que ha leído. Por eso la historia cambia de significado cada vez, lo que la hace aún más interesante si cabe.
¿He dicho ya que me encanta Murakami?
Más reseñas de obras de Haruki Murakami:
- Tokio Blues
- Kafka en la orilla
Tenía ganas de volver a Murakami. Lo estaba deseando desde que terminé de leer Kafka en la orilla, un libro que me fascinó. Esta otra novela me sorprendió en sus primeras páginas, porque era distinta a la anterior, más convencional, con un desarrollo argumental más simple. O eso creía. Sin embargo, a medida que avanzaba en su lectura, fui quedando aprisionada por el misterio y por los lugares ocultos de la novela, hasta que me di cuenta de que me resultaba imposible dejar de leer. Cuando cerré el libro, aún seguía embrujada por las páginas que había dejado atrás.
El autor vuelve a seducirnos con su juego habitual entre realidad y sueño, confundiéndonos hasta hacernos dudar de lo que le ocurre a Hajime. En el libro subyacen varios temas: la complejidad del amor, el dolor de la ruptura, la posibilidad de amar a más de una persona a la vez, el descubrimiento del "alma gemela"...
Hajime y Shimamoto comparten el hecho de ser hijos únicos. Esa característica, que les diferencia de la mayor parte de los niños que les rodean en la escuela, les hace unirse y descubrir que en el fondo son muy parecidos en cuanto a gustos e intereses. Su pasión por la lectura o por la música entre otros -el libro trasluce la admiración del autor por el jazz especialmente- les va acercando hasta que nace el enamoramiento mutuo, del que ambos, aún muy jóvenes, no parecen ser conscientes. La amistad se convierte en amor. Sin embargo, este no llega a cristalizar, pues al comenzar la secundaria Hajime se muda a otro barrio y la relación entre ambos se va enfriando hasta que dejan de verse. No será hasta muchos años después cuando vuelvan a encontrarse, y todos los sentimientos que entonces quedaron ahogados resurgirán de nuevo con una fuerza incontrolable. Tanto que Hajime tendrá que cuestionarse su vida y su futuro.
Como es característico de Murakami, en la novela se suceden algunos acontecimientos de índole misteriosa que desconciertan al propio Hajime y, por supuesto, al lector: la aparición, antes del reencuentro entre ambos personajes, de una mujer muy parecida a Shimamoto y un hombre que le entrega un sobre de dinero a Hajime; el carácter de la propia Shimamoto, que tras la vuelta desaparece durante meses para volver de nuevo a la vida del protagonista sin previo aviso y sin dar ninguna explicación. Su extraña enfermedad. Sus secretos. Y la aparición fantasmal de un antiguo amor de Hajime, Izumi, a quien la ruptura dejó en un estado de postración absoluta, y cuya visión golpea con fuerza a nuestro hombre haciéndole cuestionarse su comportamiento por aquel entonces.
El gusto del autor por el juego realidad-ficción toma un carácter casi filosófico en el extracto siguiente, que hay que leer varias veces para intentar comprender bien:
"Hay una realidad que demuestra la verdad de un hecho. Porque nuestra memoria y nuestros sentidos son demasiado inseguros, demasiado parciales. Incluso podemos afirmar que muchas veces es imposible discernir hasta qué punto un hecho que creemos percibir es real y a partir de qué punto sólo creemos que lo es. Así que para preservar la realidad como tal, necesitamos otra realidad -una realidad colindante- que la relativice. Pero, a su vez, esta realidad colindante necesita una base para relativizarse a sí misma. Es decir, que hay otra realidad colindante que demuestra, a su vez, que esta es real. Y esta cadena se extiende indefinidamente dentro de nuestra conciencia y, en un cierto sentido, puede afirmarse que es a través de esta sucesión, a través de la conservación de esta cadena, como adquirimos conciencia de nuestra existencia misma. Pero si esta cadena, casualmente, se rompe, quedamos desconcertados. ¿La realidad está al otro lado del eslabón roto? ¿Está a este lado?"
Estamos pues ante uno de los interrogantes que se han planteado muchos filósofos y pensadores. ¿Hasta qué punto nuestra existencia es real? ¿Somos más bien un sueño o una invención? ¿Somos capaces de discernir sin posibilidad de duda la realidad de lo meramente soñado? Nos guste o no Murakami, el libro consigue atraer nuestra atención con la historia y, lo que es mejor, deja al lector la posibilidad de decidir sobre el verdadero sentido de lo que ha leído. Por eso la historia cambia de significado cada vez, lo que la hace aún más interesante si cabe.
¿He dicho ya que me encanta Murakami?
Más reseñas de obras de Haruki Murakami:
- Tokio Blues
- Kafka en la orilla
24 comentarios:
A mi también me encanta Murakami, me parece una lecura facilísima, suave, como montar en bici cuesta abajo sintiendo la brisa en la cara.
Pues no lo conocía, pero habrá que echarle un vistazo.
Saludos
Preciosa descripción de esta novela. No he leído nada de este autor, ¿me recomiendas que empiece por este libro, por Kafka en la orila u otro? Será mi reto para este verano.
Feliz fin de semana. Un gran beso
Elena,
Yo también soy un enamorado de Murakami. Sus historias tienen algo que engancha, quizas tenga algo falsamente costumbrista-realista, porque bajo esa prolija descripción de la cotidianidad llena de detalles aparece un mundo nada común... Yo ahora estoy leyendo unos cuentos(Sauce ciego, mujer dormida) que te recomiendo pero si no lo has hecho ya , te recomiendo que leas sin dilación Tokyo Blues, es por donde yo empecé y , en mi opinión, es la mejor.
Sigue con tu blog, es muy bueno.
Un saludo
yo me leí kafka e la orilla después de ver tu recomendación, pero no sé, no me enganchó... me dejó bastante indiferente. Quizá debería intentarlo con tokyo blues, porq todo el mundo habla genial de este autor...no sé, teng tanto en cola...;)
Apunto este título. Por lo que cuentas, quedaré hipnotizado nuevamente. Gracias, Elena. Tus recomendaciones, siempre sabias y razonadas, son impagables.
Fran, una descripción muy acertada la tuya. Sólo que leyendo a Murakami uno no sabe nunca lo que va a encontrarse en ese trayecto en bici... Bienvenido a este rincón.
Sera, sí que merece la pena echarle un vistazo a este autor. No te dejará indiferente.
Lorena, sólo he leído dos libros de él. Este es quizás más agradable para empezar, se lee casi de corrido. Kafka en la orilla es otra historia, porque allí lo onírico se hace mucho más presente. Yo me quedo con Kafka, pero los dos merecen la pena sin duda.
Juan, gracias por tu recomendación. Me regalaron Tokio blues hace poco, pero tenía ganas de leerme este antes. Volveré a él dentro de un tiempo. Con Murakami me está pasando como con Auster y con Javier Marías. Son escritores a los que tengo que reencontrar de vez en cuando. Me aportan una dosis extra de felicidad.
Carmen, Kafka es un libro muy extraño, quizás por eso no te enganchó. No he leído Tokio blues, pero el que aquí reseño es muy diferente y mucho más fácil -en el sentido de que atrapa más y despista menos- en su lectura. Inténtalo de nuevo dentro de un tiempo, nunca se sabe. Creo que Murakami se merece esa segunda oportunidad.
Herman, es un libro muy diferente al de Kafka, pero a mí también me ha hipnotizado. Empieza algo flojo, pero llega un momento en que es difícil dejar de leer.Me ha gustado especialmente el personaje de Shimamoto, lleno de lugares oscuros. Muy propio de este autor.
Un placer leeros, a todos. Gracias.
Es muy interesante, y no he leido nada de él. Desde luego los libros hipnoticos, como tu lo llamas,tienen algo especial, ya que despiertan casi una reaccion física verdad? A mi me ocurre a veces, obligandome a cambiar de postura, a parpadear más de lo normal e incluso a alejar el libro de mi en un vano intento de liberarme :)
Apuntado.
Hola, no es la primera vez que entro al blog pero sí la primera vez que intervengo porque con Murakami no he podido resistirme.
Me estoy leyendo Tokio blues y me he enamorado de su forma de narrar los acontecimientos. Sin darte cuenta, Murakami te envuelve en su propio mundo con una suave sábana, y entonces estás sumergido en un mar de opio del que no puedes salir.
Maravilloso.
Hola Elena, yo a este autor lo sigo desde hace tiempo y me gustaría comprar algo de el y leerlo. La verdad es que prefiero contenerme...igual tengo 25 libros por leer, compro mucho y lo suelo leer todo, y sobre todo desde hace tiempo compro en las librerias de viejo.
Hace años cuando hice la carrera que tengo de hosteleria y turismo, me enamoré como un loco de un compañero mío...fue algo muy bonito, éramos grandes amigos, compañeros, el es más joven que yo, ahora me llam y me cuenta que tal va su niño que nació en navidades. Yo siempre fui su mejor amigo, para mi el tambien lo era...aunque de otro modo. Yo creo qu el siempre lo ha sabido.
Ahora quda una buena amistad y un gran respeto, mucho cariño y el recuerdo de lo bueno y de lo que perdura.
Pero en mi caso, como en la novela de Murakami que comentas si se diesen esas circunstancias qu se dan en el libro, para mi sería un autentico terremoto, no se muy bien como respondería y ahora mismo estoy con una persona maravillosa que es mi mejor amigo.
Así es la vida hay cosas que nunca se olvidan, que le vamos a hacer.
Estoy molido todo el día en la expo con arquitectos, tecnicos, gruas y carretillas elevadoras.
Y lo qu me queda, menos mal que nos quedan estas charlas y la pasion de sentirnos queridos, los padres, los amigos...
Por cierto estoy maravillado la expo va aquedar espectacular, impresionante, no sé como coño lo acabarán, lleva mucho retraso, pero bueno imagino que estará.
No se muy bien lo de tu mala racha, desde aqui, desde la distancia solo te digo, que en la medida de lo que puedas relativices las cosas, nada es definitivo...ni el dolor.....debemos de aprender a disfrutar las cosas y aceptarnos como somos. Seguro que esa mala racha que dices es algo circunstancial, a mi hace poco tambien se me juntaron muchas cosas y de todo se sale.
Esa es la cuestion, de todo se sale, yo me lo digo cada mañana que me levanto.
De todo se sale.
y prepararos todos para mi próximo relato CARETA, en la tertulia literaria la republicana estan todavia con la boca abierta.
Besos a todos y tu ya sabes
sale se todo de
Me encantó este libro. Una historia absorvente, como muy bien reflejas en tu reseña.
Un abrazo.
Nausicaa, tienes razón en lo de la reacción física. Yo a veces cierro el libro y miro muy lejos, para alejarme. Tienes que leer a este autor, no te defraudará.
Garvin, bienvenido. Tengo ganas de ponerme con Tokio blues. He estado echando un vistazo a tu blog colectivo y tiene una pinta estupenda. Creo que habéis empezado hace poco, así que feliz andadura y buena suerte.
Luis, mil gracias por tus ánimos otra vez. Espero que estés disfrutando con el trabajo y que todas las ilusiones que has puesto en esa Expo se vean colmadas. Tu entusiasmo es contagioso. Un abrazo enorme, amigo.
Miguel, como siempre encantada de verte por aquí. Una historia absorbente, como tú bien dices. Otro abrazo para ti.
La Puerta falsa de Herman me ha traído hasta este rincón. Me ha gustado la reseña del libro de Murakami, autor del que no he leído nada, a pesar de haber recibido recomendaciones de gente en cuyos gustos confío.
Habrá que ponerle remedio.
Con tu permiso, me quedo un ratito por aquí.
Saludos.
Elena:
Me causó una verdadera alegría encontrar tu blog; fue leyendo algunos comentarios sobre Javier Marías que entré a tu rincón. Sentí que habia encontrado mi lugar para compartir y aprender.
Juliana
No he leído la novela,Elena,aunque conozco la obra de Murakami.Tu reseña,tan entusiasta se contagia de tal modo,que ya estoy por salir y adquirir la novela.
Besos y un fuerta abrazo.
De todo tu post me quedo con la recomendación de leer Kafka en la orilla. Leí Tokio Blues y aunque al principio no lograba entrar en la historia, cuando lo hice ésta me absorbio totalmente. El siguiente que tengo en la lista para cuando logre liberarme de Cien años de soledad (lectura obligatoria en bachillerato), me pondré a leer el de Kafka. Luego, si éste me absorbe, iniciaré el que hoy presentas. Yo también, con lo poco que he leído, soy un admirador de Murakami y de la literatura japonesa, en especial del suicida Yasunari Kawabata. Un cordial saludo.
Tengo curiosidad por entrar en este autor. En general este tipo de literatura me parece tremendamente interesante. Y el tema que plantea aún mal, el juego de realidades, qué es eso de la realidad. A considerar en un futuro cercano. Quizá empiece por el de Kafka. Me gusta el título.
Menudo descubrimiento Muraki, primero no quería leerlo porque parecía que estaba de moda y en boca de todos, después por azar leí Kafka... y ahora estoy totalmente enganchada a él.
Besos.
¡Rayos! ¡Descubro ahora una falta de ortografía en mi comentario anterior! Y nadie creerá que fue error de mecanografía. En fin, resignación y disculpas...
Querida Elena,
Hace un par de meses escrib�a tambi�n una rese�a en mi blog sobre este mismo libro. Murakami me encanta y esta novela es probablemente una de als mejores para dejarse enredar por su aparente sencillez. Sin darte cuenta te ves envuelto en una serie reflexi�n sobre la realidad, la ficci�n, el amor y la fidelidad.
Yo empecé por Tokio blues para conocer a Murakami.La verdad es que no me encantó pero creo que es porque me lo habían recomendado tanto. Alguien me dijo que lo había leído y era muy "pop". No supe lo que esto significaba hasta que me lo leí. Eché de menos que no tocase algunos momentos con más profundidad.
Luego leí Al Sur de la Frontera al Oeste del Sol y me encantó.Justo después leí Sputnik mi amor.También os lo recomiendo,una historia que me absorbió. Me lo leí muy rápido. Otra vez trata un episodio de esquizofrenia...es increíble como en un momento dado entendí cómo pueden llegar a sentirse esos enfermos. Es la escena de la noria.
Estoy deseando leerme el nuevo, el de los cuentos.
Me encanta tu blog aunque nunca escribo.
Un beso.
Lucía
Me acabo de leer este libro. A mí Murakami me enganchó con su conocidísimo Tokyo Blues. Este juego estre realidad y sueño me recuerda a las tramas de las pelis de Hitchcock, como Vértigo, por ejemplo. Ese efecto que hipnotiza al protagonista y lo confunde.
Un saludo!
buena descripcion del efecto hipnotico q genera murakami, Yo ayer termine "after dark", el cual me desilusiono durante algun tramo, pero resucito fuerte hacia el final, y eso revalidó todo el libro...si,son los extraños mecanismos de un autor fascinante. Sin embargo "Tokyo.." no me gusto tanto..."cronica del pajaro.." junto a "kafka" por ahora son mis preferidos, pero me falta leer. Saludos desde Argentina. Francisco
A mi me paso lo mismo me encanto tanto que no la pude dejar de leer, tiene una forma de escribir el autor tan a detalle que te hipnotiza por completo, relata muy bien y me encanta!!
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