Me sorprendió la honestidad que demostró John Grisham en una entrevista que leí hace poco en El País Semanal. El autor (que admite que lo que él hace no es literatura) confesó su rígida disciplina a la hora de trabajar, un método que le ha permitido publicar una gran cantidad de libros (muchos de ellos best sellers) y vender más de 25o millones de ejemplares en todo el mundo. Es el ejemplo perfecto de la literatura concebida como un simple negocio de entretenimiento, de lo cual Grisham es perfectamente consciente:
"Tengo muy presentes a mis lectores. Ellos son la razón de todo esto. Son increíblemente fieles, aunque, en cierto modo, estoy sometido a sus exigencias. Mis fans saben perfectamente cuál es la fecha de publicación de mis libros, y esperan pacientemente a que llegue. Pero no me puedo salir mucho del guión. A veces me gusta probar con otro tipo de libros, pero si lo que publico no es un thriller legal, a mis lectores no les hace mucha gracia (...) En este sentido estoy un poco atado: siento que no les puedo defraudar, así que intento darles un buen libro de suspense legal cada año."
Cuando el periodista le pregunta sobre la línea divisoria entre entre literatura y entretenimiento, Grisham contesta:
"Yo sé que lo que yo hago no es literatura. Para mí, el elemento esencial de la ficción es el argumento. Mi objetivo es conseguir que el lector se vea impelido a pasar las páginas a toda velocidad. Si quiero lograr eso, no me puedo permitir el lujo de distraerlo. Tengo que mantenerlo en vilo, y la única manera de hacerlo es utilizando las armas del suspense. No hay más. Si me pongo a intentar entender las complejidades del alma humana, los defectos de carácter de la gente y cosas de ese tipo, el lector se distrae, y eso es un lujo que no me puedo permitir."
Aunque es de agradecer su sinceridad a la hora de responder estas preguntas, no he podido evitar sentir cierta pena al leer estas afirmaciones, y eso que estamos hablando de un hombre al que sus obras han hecho bastante rico. Me parece triste que un escritor (aunque sea de best sellers) se sienta atado de esa manera por su público, que según las palabras de Grisham, aparecen un poco "aborregados", pues no quieren oír hablar de posibles cambios en la forma de escribir de su idolatrado autor. Me resulta triste también que su objetivo sea que el lector pase las páginas del libro lo más rápido posible, sin pararse a disfrutar de la magia de la lectura, de esas frases que a veces leemos y releemos para interiorizarlas y sentir con mayúsculas lo que quieren transmitirnos.
Esa tristeza está escondida tras las mismas palabras de Grisham a lo largo de la entrevista, que trasluce una especie de lamento personal por la pérdida de libertad que ha sufrido como autor. Creo que Grisham se ha convertido en un esclavo de su propio éxito. Y eso es algo muy grave para un escritor, por muchos millones que gane cada vez que publica un best seller. Quizás si se olvidara del público y de las cifras de ventas sería un buen novelista, y sería capaz de llegar mucho más lejos a la hora de escribir. Perdería lectores -y ceros en su cuenta corriente, sin duda- pero ganaría libertad. Todo tiene un precio.
10 comentarios:
Totalmente de acuerdo con tu comentario, Elena. No podría haberlo expresado mejor.
Por un lado, muy sincero de parte de Grisham en decir que sabe lo que el público espera de él y que trata de darle lo que quiere.
Por otro una verdadera lástima que no pueda gozar de la libertad de escribir lo que desee, aunque considero que a esta altura, entre lo que ganó por la venta de sus obras más los derechos por llevar algunas de ellas al cine, bien podría permitirse hacer lo que quiera. Y quizá llegue a otras alturas como escritor, como bien dices. Y gane otro público. O pueda combinar ambos: el que sigue los best seller de temática legal con aquellos a quienes les interesen sus otras publicaciones.
Aprovecho a agradecerte que hayas visitado mi blog (ya habrás visto que pude seguir tus consejos e ir agregándole etiquetas y otros elementos sobre los que tenía dudas y te consulté), que hayas dejado comentarios y que me agregaras al tuyo.
Un beso, gracias y seguimos en contacto.
Acabo de leer Un mundo sin fin de Ken Follet y tengo la impresión de haber leído una historia bien montada, bien hilvanada, original, ágil, bien documentada, con tensión narrativa... pero que no contiene un ápice de literatura. Me he entretenido pero no he sentido la sensación mágica de estar alimentándome espiritualmente y artísticamente. Supongo que como yo, hay personas que en algún momento necesitan entretenerse y para eso están los Grisham, los Follet, los Pérez Reverte... Al menos Grisham tiene la honradez de reconocer que lo que hace él no es literatura y que escribe condicionado por el éxito. Sus lectores quieren productos sencillos pero allá él si renuncia a la literatura. Podría escribir con otro nombre encubierto y dar salida, si tiene talento, a otra forma de escribir. Lo hizo Balzac. Comenzó con horribles novelones de serie, para luego empezar desde cero y realizar una de las más sorprendentes carreras literarias que conozco. ¡Por la literatura!
Hola. Es la primera vez que entro a tu blog, y el motivo de este comentario es simplemente felicitarte, porque lo encuentro delicioso, y con artículos más que interesantes. Saludos desde argentina.
Pero...
Intento verlo desde otro punto de vista.
El trabajo es trabajo. Y el arte es arte.
Si para él la escritura es trabajo, su queja es la simple queja de todos los trabajadores al final de su jornada laboral.
Desde luego me da muchas más pena el que se levanta a las 5 para barrer las calles, bajar a una mina o atender una panadería. Todos ellos no se estan haciendo ricos.
Y creo que su afirmación de que lo que él hace no es literatura es demasiado dura. La literatura es una manera de pasar el tiempo, por mucho que queramos revestirlo de romanticismo. Si lo quieres pasar deleitándote con extensas descrpciones, uniendo rimas o pasando páginas a toda velocidad por el suspense, esa es tu elección. Ninguna de ellas es mejor que la otra.
O eso creo yo.
Me apunto a esa reflexión final. Gente como Grisham, personajes más importantes que su propia obra, se han convertido en esclavos de su producción. Ciertamente.
Patricia y Joselu, yo también creo que a estas alturas Grisham podría escribir lo que le diese la gana si él quisiese. Las cadenas se las pone él mismo porque le apetece, eso está claro. Ya sea utilizando o no un seudónimo, no es difícil escapar a esa semiesclavitud de la que hablaba en el post. Para ello hace falta decisión y talento, por supuesto, y me refiero a un talento distinto al de crear suspense e hilar una trama legal perfecta.
Alma, gracias por tus palabras y bienvenida. Espero verte otras veces por aquí.
Nausicaa, cuando hablaba de "pena" lo hacía en sentido figurado. Por supuesto que no se puede sentir lástima por un escritor multimillonario que vende miles de libros y que tiene un éxito que muchos quisieran. Discrepo contigo en que todo puede ser llamado literatura. En eso creo que Grisham es valiente, pues él dice dedicarse al negocio del entretenimiento, no a la literatura. Por supuesto que podemos elegir qué tipo de libros leer, faltaría más, y es bueno que todo el mundo pueda encontrar obras de su agrado. Pero que un autor ya consolidado, al que le publican seguro, no aproveche la oportunidad para salirse un poco del cliché que él mismo se ha creado, eso sí me parece triste. Porque tiene una oportunidad de oro para darle alas a su capacidad creativa (si es que la tiene claro). Puede que con la excusa de no defraudar a sus lectores esté escondiendo su incapacidad para afrontar otros retos literarios.
Y perdona que insista, pero el famoso Código ha servido de entretenimiento a muchas personas y yo me niego a llamarlo literatura, al menos no con mayúsculas, pero esa es una opinión personal. Y no quiero comparar a Dan Brown con Grisham, porque no he leído nada del segundo y no sería justo (al primero sí lo he leído y puedo opinar con conocimiento de causa).
Raúl, gracias por dejarte caer por aquí.
Saludos a todos
Un tipo serio, guapo y aburrido. Vamos lo contario de lo que tiene que ser un escritor. De una honestidad puritana, absurda. Propongo secuestrarlo y dulcificarlo por el método sodomita. Sin que dejara de escribir otro escritor sin su talento podría ir introduciendo en sus obras aquellas partes que le dieran profundidad. ¿Alguien se anima? Cuenta conmigo.
A mí también me entristece que alguien pueda concebir la literatura como un simple negocio; los escritores deberían buscar algo más que vender libros y vivir de su profesión con un poquito más de dignidad. Ay...un besito guapa!
A mí también me entristece que alguien pueda concebir la literatura como un simple negocio; los escritores deberían buscar algo más que vender libros y vivir de su profesión con un poquito más de dignidad. Ay...un besito guapa!
No aprecié yo tristeza en Grishan cuando leí la entrevista que aquí mencionas. Vi sinceridad, eso sí, pero no para formular una queja o denunciar una condena sino, más bien para justificar una manera de hacer libros que, tal vez, él sepa que deja mucho que desear. Grishan escribe guiones de películas recargados, pero no hace una literatura loable, con buenos personajes, ideas innovadoras, frases ingeniosas... De todo tiene que haber en el mundo, claro está. Y si él quiere dedicarse a ello, fenomenal. Pero no me creo que lo haga por lealtad a sus lectores. Si acaso, me creo que lo haga porque no quiere perder esos lectores que le dan buenos dineros y le permiten ser millonario.
Y también creo, sospecho más bien, que él no sabe hacer otra cosa distinta a lo que hace. Porque si supiera, lo haría. Escribiría un best seller cada cierto tiempo y, de cuando en cuando, una obra distinta. Porque un escritor apasionado por la literatura no deja de cultivar ésta porque está muy ocupado, ni siquiera ocupado escribiendo otro tipo de libros.
¿No hay escritores que escriben por afán de escribir aunque no ganen dinero? ¿y este señor no es capaz de sacar tiempo para hacer un buen libro?
Tengo la sensación que él escribe lo que puede, y se escuda en una hipotética demanda de sus lectores. Que, por otro lado, tampoco serán muy buenos lectores cuando no quieren saber cómo es un personaje, o se despisan cuando el autor entra en "las complejidades del alma humana, los defectos de carácter de la gente y cosas de ese tipo" como él dice.
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