Jan Vermeer es un pintor increíble. Su manera de captar la luz, esa luz cálida que se derrama por los interiores de sus habitaciones, es sencillamente inimitable. Es difícil quedarse con una sola de sus obras, pero esta es sin duda alguna mi preferida.
El encanto y la belleza de esta misteriosa joven han inspirado incluso a la literatura y el cine. Tracy Chevalier escribió ese encantador libro llamado igual que el lienzo, donde nos adentraba en una imaginada y sugerente historia de amor casi platónico entre el pintor y la que habría sido una de sus jóvenes doncellas. Poco después Scarlett Johanson se puso en la piel de la retratada, en una película que era más una sucesión de imágenes pictóricas que un verdadero filme. La delicadeza y la cuidada ambientación de esta cinta fue alabada por multitud de críticos, y cualquiera que haya podido disfrutarla habrá caído presa de su mágico hechizo.
¿Pero qué tiene esta obra para encantarnos de ese modo? ¿Qué poder ejerce sobre nosotros la mirada de una joven de la cual nada o poco sabemos? El brillo de sus ojos, sus labios y sobre todo la deliciosa perla que porta como pendiente son prácticamente insuperables. El tocado sobre su pelo, con ese azul vivo que atrapa nuestra mirada, le añade un halo particular de misterio. Al contemplarla, podemos imaginar a un pintor cautivado por la belleza de una de sus sirvientas, a la que quizás ama y desea en silencio, viéndose obligado a esconder estos sentimientos ante la presencia omnipotente de su esposa. Casi deseamos que ese hipotético amor fuese correspondido, si es que existió realmente. Queremos creer que ambos sentirían su fuerza al mirarse a los ojos mientras ella posaba para sus pinceles. Porque el lienzo de Vermeer refleja esa adoración, y los ojos y la tímida sonrisa de nuestra joven dibujan una complicidad mágica con el maestro. Puede que nunca sepamos quién fue ni que sintió nuestra muchacha del turbante, pero el pintor le dio uno de los regalos más bellos que puedan imaginarse: la capacidad para extasiar y deslumbrar muchos siglos después de su existencia.
11 comentarios:
Elena, gracias por tu visita y tus palabras.
Vermeer es maravilloso, de este cuadro en paricular me maravilla, además del manejo de la luz, la mirada de esa joven. Hermosa.
Mira que no me suele gustar el arte clásico, pero este cuadro siempre me ha fascinado.
este cuadro me fascinó siempre. tuve la suerte de tener una profesora de historia del arte maravillosa. y esta obra figuraba entre sus favoritas.
como tú dices, la mirada de la joven te cuenta mil cosas no escritas, nos cuenta una historia... no he visto la peli, pero tengo muchas ganas. bicos.
QUERIDA Elena gracias por tus comentarios en el blog acerca de Dovstoieski, a ver si esta noche tengo tiempo y sigo, me gustaria que leyeses EL FLECHAZO CERTERO y me dieses tu opinión.
Me encanta la pintura que comentas, su genialidad universal es su pureza, su realismo... su vida, vida eterna.
besos, gupaaaaaaa
¡dios! uno de mis cuadros favoritos.
Este y el de Giovanna Tuornaboni de Ghirlandaio.
Aunque la luz de Vermeer, la limpieza de la imagen, la mirada de la joven, la inocencia de su rostro. Es un regalo que nos ha dejado a las generaciones posteriores.
La novela de la Tracy Chevalier me gustó. Creo que fue una buena recreación del momento.
El misterio de la pintura es ese, el misterio de no saber el porqué de una seducción así tan de lejos, tan de siglos
Vaya, veo que todos sentimos una fascinación parecida por esta obra. Vermeer estaría encantado...
Sole, un placer verte por aquí. Es cierto que la mirada de la joven es mágica.
Palimp, hay obras increíbles en lo que tú llamas arte clásico. Ya te iré convenciendo poquito a poco.
Mujer desesperada, la peli es una maravilla. A mí me encantó. Era como estar metida dentro de las obras de Vermeer y formar parte de la magia de sus pinceles.
Luis, me apunto el título para cuando tenga tiempo, porque hasta que no acaba el curso no me transformo en la devoradora de libros que me gusta ser. Espero que sigas en esa cima del enamoramiento de la que hablabas. Disfrútalo.
Vuelo rasante, me alegro de que sea uno de tus cuadros favoritos. También coincidimos en nuestro gusto por el libro. Otro que leí después de la misma autora ("Ángeles fugaces", reseñado en los primeros tiempos de este blog) no me gustó tanto como el primero.
Detective, tienes razón. El encanto de esta obra es precisamene desconocerlo todo sobre ella. ¿Qué querrán decirnos esos ojos que brillan sobre un fondo oscuro?
Un beso a todos y gracias por vuestros comentarios. Creo que ya habéis descubierto otra de mis pasiones junto a los libros. Seguiremos charlando de arte entre lectura y lectura.
esta obra es así, fascinante
ella mira como si la hubieran descubierto, como si no quisiera ser descubierta
o como si deseara más que nada que la descubrieran
y así, siglo tras siglo
Un abrazo
elena, eres un cielo, seguro que tienes la mirada de la muchacha de veermer.....................................GUAPAAAAAAA
HE PUBLICADO MIS COMENTARIOS SOBRE CRIMEN Y CASTIGO, A VER SI ME DAS TU OPINIÓN, CUIDATE MUCHO
Este libro es una pieza deliciosa. Lo leí al poco de publicarse y además en inglés, que lo disfrutas más. Recuerdo que no volví a encontrar en tan estado de gracia a Chevalier. Su siguiente libro también lo leí, pero no le encontré la misma intensidad. Quizá es que lo leí en castellano, y las traduciones pierden mucho, pero aún así creo que estuve tan inspirada por Vermeer que le salió redondo.
qué mirada sí, deja en ridículo a los carteles plubicitarios que te invaden por las calles.
me apunto el libro, y tu blog.
gracias
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