domingo, julio 15, 2007

WILLIAM MAXWELL: Vinieron como golondrinas

Llevaba un tiempo queriendo leer algo de este autor del que había escuchado muy buenas críticas, pero que por desgracia es bastante desconocido en nuestro país. Maxwell alcanzó una gran notoriedad como editor de grandes autores entre los que se encuentran nombres como Salinger o Updike, pero su faceta de escritor ha pasado algo desapercibida. Sin embargo, después de leer esta primera novela, creo que se trata de un escritor al que merece la pena seguir la pista, pues sus obras están comenzando a traducirse ahora a nuestro idioma.

Vinieron como golondrinas es una historia intimista, que transcurre en el seno de una familia media estadounidense en 1918, el año en que finaliza la Gran Guerra y el año de la terrible epidemia conocida como "gripe española", que sólo en EEUU mató a más de medio millón de personas. Es pues un tiempo de esperanza y temor a la vez, un año clave en la historia del mundo y en la del propio autor, que sufrió la muerte de su madre como consecuencia de dicha epidemia. Ese episodio es el que centra el hilo narrativo de la novela, donde la madre de la familia, el eje que une a todos los miembros de esta, como vamos descubriendo a medida que avanzamos en su lectura, cae enferma y fallece en parecidas circunstancias. Maxwell construye pues una novela en parte autobiográfica que es a la vez un emotivo testimonio de la forma de vida de la sociedad media norteamericana en las primeras décadas del siglo XX.


El narrador es una sola persona, pero posee tres voces distintas, pues nos narra la historia desde el prisma de tres de los personajes que aparecen en la novela. Primero es el hijo pequeño, Bunny, quien nos toma de la mano y nos lleva con él a conocer a su familia. En las páginas dedicadas a él, conocemos sus miedos, la fascinación que siente hacia su madre, a la que idolatra, y el temor-respeto que ejerce en él su hermano mayor, Robert. Maxwell capta de forma brillante la inocencia que caracteriza a un niño de ocho años, como se aprecia en este fragmento dedicado a la magia de los juegos infantiles:


"El domingo por la mañana era un momento excelente para invadir una ciudad. Ya era casi mediodía cuando la imaginación de Bunny empezó a flaquear. Entonces, de manera muy repentina, la escena cambió. Las murallas, puertas, tejados, barricadas rotas y torres caídas se aparecieron en su sencilla y desnuda realidad: dos vasos plegables, una regla, una piedra cuadrada, cartón, papel marrón, tres lápices y un carrete lleno de muescas. A partir de ahí fue imposible seguir fingiendo que sus soldados de plomo se gritaban unos a otros mientras defendían un pueblo belga."


A continuación es Robert, el primogénito, el que se convierte en protagonista de la historia. Su relativa incapacidad física (perdió una pierna en un accidente) no es obstáculo para que se desenvuelva como un chico más de su edad en todos los aspectos. Por último Maxwell centra su atención en el padre, James, roto por la pérdida de su esposa e incapaz en un principio de cuidar de sus hijos tras la muerte de esta, verdadero punto cardinal sobre el que se asentaba la unión de esta familia. La hermana de la fallecida, Irene, aparecerá entonces como la posible salvadora de esta situación, y se convertirá en un asidero fundamental para el desconsolado James.
Esta novela nos cautiva por su prosa sencilla, que huye de artificios, y su naturalidad al describir y caracterizar a los personajes. Realmente parece que nos hemos colado en el hogar de los Morison, que dormimos junto a Bunny o Robert, que acompañamos a James mientras arrastra como un fardo la muerte de su adorada Elizabeth. Es ella quizá el personaje más entrañable, por la dulzura y el amor que derrocha, por ser el soporte vital de una familia de hombres que la ama con locura aunque ninguno, salvo el pequeño Bunny, sea capaz de demostrárselo. Por su parte, el personaje de Bunny parece ser en muchos aspectos un autorretrato del propio Maxwell, que perdió a su madre más o menos a la misma edad. Posiblemente por ello aparezca tan real a nuestros ojos.
Puede que Maxwell no esté a la altura de otros grandes escritores norteamericanos, pero se merece un lugar destacado en la narrativa de ese país. Esperemos que lo alcance en los próximos años. Desde aquí, os animo a descubrirlo, ya sea en español o en inglés. Lo vais a disfrutar, os lo aseguro.

10 comentarios:

Joselu dijo...

No lo conocía y tomo nota. Creo interpretar que te gustan los autores no alambicados, con una prosa sencilla y natural, que se dejan leer con comodidad. En ello, si es así, coincidimos. Tuve mis años de autores barrocos y caleidoscópicos, de prosas enrevesadas tipo Faulkner o en España, Juan Benet. No sé si has leído un libro que está de actualidad. Se titula El niñó con el pijama de rayas de John Boyne. Probablemente no sea una obra maestra, pero es sorprendente cómo se puede decir tanto con tanta sencillez. Felices días solsticios.

Anónimo dijo...

¡A la lista!

LUIS ROSER RODRIGUEZ dijo...

Es muy interesante lo que cuentas, no conocía a el autor, en parte me ha recordado a LAS UVAS DE LA IRA de Steimbeck, pero claro, cuando planteas lo de el narrador con tres voces distintas recuerda mucho al estilo de Auster, Paul AUSTER.....no se... parace interesante, lo meteré en mi lista, desde hace años me hago listas de libros,l amayoria clasicos, la verdad y poco a poco me los voy comprando.

Muchos saludos

Elena Casero dijo...

Yo también tomo nota. Mi lista se va alargando y alargando de tantos libros como voy apuntando. No sé si tendré tiempo para todo.

Así no acabaré jamás mi novela ..... ¡buaaaaahhhh!

Miguel Sanfeliu dijo...

A veces se producen coincidencias a las que uno, si quiere, puede intentar buscarles algún tipo de significado. No sé si es éste el caso, pero hoy mismo, hoy mismo, he tenido este libro entre las manos. Lo cierto es que hace tiempo que lo voy rondando y creo que ha llegado el momento de hacerme con él.
Un abrazo.

la luz tenue dijo...

A mí este libro de Maxwell me pareció maravilloso, a la altura de otros grandes norteamericanos. Tiene párrafos que dan ganas de leer en voz alta.
Y recomiendo de este mismo autor "Adiós, hasta luego", que no es una segunda parte de "Vinieron como golondrinas", pero lo parece.
Un saludo

Elena dijo...

Joselu, un análisis muy acertado. No he leído el libro de Boyne, pero lo tengo pendiente, como ya te comenté en tu blog.

Vuelo rasante, sí que debes incorporarlo a tu lista, merece la pena.

Luis, no he leído Las uvas de la ira, es otro de los de mi lista. Quiero leerme primero La perla, que también tiene críticas estupendas.

Escriptorum, todos tenemos una lista inacabable de libros por leer, pero muy pocos tenéis una novela empezada, así que ¡mucho ánimo, que seguro que lo consigues!

Miguel, a veces las coincidencias están cargadas de significado. A lo mejor es una señal para que te leas ya este libro. Ya me dirás tu opinión.

Luz tenue, bienvenido a este blog. Coincido contigo en tu opinión sobre este libro. Conozco el otro libro de Maxwell que citas, y no creo que tarde mucho en leerlo. Espero verte más por aquí.

Y como siempre, muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Feliz descanso estival (a los que os lo podáis tomar), y a los que no que estos días os sean lo más llevadero posibles. Un saludo.

MineAilin dijo...

Hola,
Muy interesante el blog,
yo tengo uno dedicado a los grandes escritores de todos los tiempos, si quieres podemos hacer un intercambio
de links, la dirección es:
http://librosclasicos.blogspot.com/
mi correo:
mislibrosclasicos@gmail.com
Saludos y suerte!

Anónimo dijo...

Vinieron como golondrinas tus maravillosos posts cargados de sensibilidad y sabiduría.

Francisco Ortiz dijo...

Es una buena recomendación, desde luego, que viene muy bien presentada por ti. Me gustan los libros a medio camino de la ficción y la realidad. El párrafo que eliges es cautivador. Un saludo.