Esta es una de las obras más originales que he leído en mucho tiempo. En ella, el escritor uruguayo Eduardo Galeano nos propone un viaje por el pasado desde un punto de vista inédito, el de aquellos que normalmente han sido olvidados por la historia oficial. Así, en este libro se nos habla sobre todo de las mujeres, de los negros, y en general de todos aquellos que han sido explotados, maltratados, y anulados como personas a lo largo de los siglos. Una lectura que nos invita a reflexionar, a conocer una imagen nueva de la historia conocida, con la dureza que encierran esas historias trágicas que conforman el entramado de todo lo que nos ha precedido. La ironía, la crítica abierta, el humor, la lírica y la narración seca y áspera se mezclan en el estilo de Galeano, que demuestra con este libro ser sin duda uno de los grandes de la literatura actual.
Espejos está estructurado como una colección de relatos cortos que se distribuyen en un orden más o menos cronológico, pero que pueden leerse de forma independiente. Estos relatos se remontan al origen del hombre, con constantes alusiones a las mitologías de diferentes pueblos, algunos más conocidos que otros. Esta parte es quizás la más agradable de leer, porque son textos escritos con un gran sentido del humor, que se disfrutan de principio a fin. La originalidad que Galeano alcanza en algunos de estos fragmentos es deliciosa. Es muy difícil entresacar sólo algunos extractos de un libro que de por sí está repleto de pequeñas piezas maestras. No obstante, os dejo, como siempre, algunas líneas para que podáis juzgar por vosotros mismos:
"Desde el Papa de Roma hasta el más humilde cura de parroquia, no hay sacerdote que no dicte lecciones de buena conducta sexual. ¿Cómo pueden saber tanto sobre una actividad que tienen prohibido practicar? (...) En el año 1123, el Concilio de Letrán impuso el celibato obligatorio. Desde entonces, la Iglesia católica conjura la tentación carnal mediante el voto de castidad, y es la única empresa de solteros en el mundo religioso. La iglesia exige a sus sacerdotes dedicación exclusiva, un régimen full time que protege la paz de sus almas, evitando reyertas conyugales y chillidos de bebé."
"Hitler no inventó nada. Desde hace dos mil años, los judíos son los imperdonables asesinos de Jesús y los culpables de todas las culpas (...) Acusados de servir al Maligno, estos malditos anduvieron los siglos de expulsión en expulsión y de matanza en matanza (...) La colosal carnicería organizada por Hitler culminó en una larga historia. La caza de judíos ha sido siempre un deporte europeo. Ahora los palestinos, que jamás lo practicaron, pagan la cuenta."
"Antes, Europa derramaba sobre el sur del mundo soldados, presos y campesinos muertos de hambre. Estos protagonistas de las aventuras coloniales han pasado a la historia como agentes viajeros de Dios. Era la civilización lanzada al rescate de la barbarie. Ahora, el viaje ocurre al revés. Los que llegan, o intentan llegar, desde el sur al norte, son protagonistas de las desventuras coloniales, que pasarán a la historia como mensajeros del Diablo. Es la barbarie lanzada al asalto de la Civilización."
"El muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la Infamia, la Cortina de Hierro... Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros brotaron, y siguen brotando en el mundo. Aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada. Poco se habla del muro que los Estados Unidos están alzando en la frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla. Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y será quince veces más largo que el Muro de Berlín, y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que perpetúa el robo de la patria saharaui por el reino marroquí y mide sesenta veces más que el Muro de Berlín. ¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos?"
Eduardo Galeano se declara escritor, no historiador. Por otro lado el libro no incluye referencias bibliográficas para apoyar la ingente cantidad de datos que en él aparecen. El mismo autor nos dice al principio que le ha sido imposible incluir dichas fuentes porque habrían ocupado una gran cantidad de páginas. Ese es quizás el único "defecto" que puede achacarse a la obra, porque no sabemos hasta qué punto lo que se nos dice en el libro es o no verdad. Pero si lo leemos con una mirada un tanto crítica, sin la necesidad de creernos todo lo que aquí se nos da como cierto, estamos sin duda ante un intento de hacer historia más que encomiable, porque al fin toman voz los humildes y los desheredados que tan importantes han sido en el devenir histórico y que por desgracia son marginados una y otra vez por las fuentes oficiales. Los héroes anónimos, los valientes que dieron su vida por salvar a otros, o que lucharon por ser libres en una época en la que las cadenas atenazaban a la mayoría de la población, son los protagonistas al fin de un libro que, si bien no es cien por cien histórico, les intenta devolver parte de la dignidad que el tiempo y la memoria les arrebataron. Aunque a veces su lectura se hace difícil por la dureza de algunos de los episodios relatados, creo que Espejos es una de esas joyitas que aparecen de vez en cuando en el mundo literario y que merece la pena degustar a pequeños sorbos, saboreándola desde el principio hasta el final. Altamente recomendable.
Espejos está estructurado como una colección de relatos cortos que se distribuyen en un orden más o menos cronológico, pero que pueden leerse de forma independiente. Estos relatos se remontan al origen del hombre, con constantes alusiones a las mitologías de diferentes pueblos, algunos más conocidos que otros. Esta parte es quizás la más agradable de leer, porque son textos escritos con un gran sentido del humor, que se disfrutan de principio a fin. La originalidad que Galeano alcanza en algunos de estos fragmentos es deliciosa. Es muy difícil entresacar sólo algunos extractos de un libro que de por sí está repleto de pequeñas piezas maestras. No obstante, os dejo, como siempre, algunas líneas para que podáis juzgar por vosotros mismos:
"Desde el Papa de Roma hasta el más humilde cura de parroquia, no hay sacerdote que no dicte lecciones de buena conducta sexual. ¿Cómo pueden saber tanto sobre una actividad que tienen prohibido practicar? (...) En el año 1123, el Concilio de Letrán impuso el celibato obligatorio. Desde entonces, la Iglesia católica conjura la tentación carnal mediante el voto de castidad, y es la única empresa de solteros en el mundo religioso. La iglesia exige a sus sacerdotes dedicación exclusiva, un régimen full time que protege la paz de sus almas, evitando reyertas conyugales y chillidos de bebé."
"Hitler no inventó nada. Desde hace dos mil años, los judíos son los imperdonables asesinos de Jesús y los culpables de todas las culpas (...) Acusados de servir al Maligno, estos malditos anduvieron los siglos de expulsión en expulsión y de matanza en matanza (...) La colosal carnicería organizada por Hitler culminó en una larga historia. La caza de judíos ha sido siempre un deporte europeo. Ahora los palestinos, que jamás lo practicaron, pagan la cuenta."
"Antes, Europa derramaba sobre el sur del mundo soldados, presos y campesinos muertos de hambre. Estos protagonistas de las aventuras coloniales han pasado a la historia como agentes viajeros de Dios. Era la civilización lanzada al rescate de la barbarie. Ahora, el viaje ocurre al revés. Los que llegan, o intentan llegar, desde el sur al norte, son protagonistas de las desventuras coloniales, que pasarán a la historia como mensajeros del Diablo. Es la barbarie lanzada al asalto de la Civilización."
"El muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la Infamia, la Cortina de Hierro... Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros brotaron, y siguen brotando en el mundo. Aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada. Poco se habla del muro que los Estados Unidos están alzando en la frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla. Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y será quince veces más largo que el Muro de Berlín, y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que perpetúa el robo de la patria saharaui por el reino marroquí y mide sesenta veces más que el Muro de Berlín. ¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos?"
Eduardo Galeano se declara escritor, no historiador. Por otro lado el libro no incluye referencias bibliográficas para apoyar la ingente cantidad de datos que en él aparecen. El mismo autor nos dice al principio que le ha sido imposible incluir dichas fuentes porque habrían ocupado una gran cantidad de páginas. Ese es quizás el único "defecto" que puede achacarse a la obra, porque no sabemos hasta qué punto lo que se nos dice en el libro es o no verdad. Pero si lo leemos con una mirada un tanto crítica, sin la necesidad de creernos todo lo que aquí se nos da como cierto, estamos sin duda ante un intento de hacer historia más que encomiable, porque al fin toman voz los humildes y los desheredados que tan importantes han sido en el devenir histórico y que por desgracia son marginados una y otra vez por las fuentes oficiales. Los héroes anónimos, los valientes que dieron su vida por salvar a otros, o que lucharon por ser libres en una época en la que las cadenas atenazaban a la mayoría de la población, son los protagonistas al fin de un libro que, si bien no es cien por cien histórico, les intenta devolver parte de la dignidad que el tiempo y la memoria les arrebataron. Aunque a veces su lectura se hace difícil por la dureza de algunos de los episodios relatados, creo que Espejos es una de esas joyitas que aparecen de vez en cuando en el mundo literario y que merece la pena degustar a pequeños sorbos, saboreándola desde el principio hasta el final. Altamente recomendable.