Este es de esos libros que me aguardaban hace meses en mi biblioteca, pero que, debido a su extensión, son más adecuados para leer en verano, cuando se puede encontrar más tiempo libre para disfrutar de este vicio tan absorbente que es la lectura. De vez en cuando me gusta dejar el género novelístico para adentrarme en la vida de algún personaje histórico, cuyas andanzas en muchas ocasiones son incluso más impresionantes que las que nos pueda narrar una obra de ficción. Y este es el caso de esta joven reina, que ha sido vilipendiada, adorada y criticada a partes iguales, pero con la que la historia, en líneas generales, ha sido un poco injusta. Sin embargo, Antonia Fraser realiza un complejo trabajo de investigación para llegar a la conclusión de que los defectos de María Antonieta fueron los de cualquier ser humano, y por el contrario la fortaleza que demostró en numerosas ocasiones la retratan en realidad como una mujer valiente a la que le tocó vivir una de las épocas más convulsas de la historia. Es así como queda reflejado en el párrafo final, que resume las principales conclusiones alcanzadas por esta historiadora:
"Comparada con la imagen escabrosa de una esposa malvada, manipuladora y extranjera, la verdadera esencia de María Antonieta se convirtió en una mera sombra. Tras mirar sin rencor al extraordinario viaje que fue su vida, cabe concluir que sus flaquezas, bien que manifiestas, fueron insignificantes frente a su desgracia. La mala suerte persiguió desde que pisara Francia a esta incapaz embajadora de una gran potencia, esta mujer a la que nadie quería, esta niña convertida en esposa, hasta el final, cuando devino el chivo expiatorio para el fracaso de la monarquía. Dejemos que la reina tenga la última palabra. "Oh, Dios mío -escribió en octubre de 1790- si tenemos culpas, sin duda ya las hemos expiado."
María Antonieta (1755-1793) era la hija del emperador Francisco I de Austria y de su imponente esposa María Teresa, una emperatriz con un peso político importante en la Europa del siglo XVIII. María Teresa tuvo siempre muy claro que sus hijas eran piezas fundamentales del entramado político de la época (en sus propias palabras: "han nacido para obedecer y deben aprender a hacerlo a su debido tiempo"), y María Antonieta no iba a ser una excepción. Con apenas catorce años, y con una educación bastante descuidada en algunos aspectos -al no ser una de las hijas mayores no se le dedicó tanta atención como a las demás princesas- fue enviada a París para contraer matrimonio con el futuro rey de Francia, Luis XVI. Los primeros años de su matrimonio fueron bastante difíciles, por la ausencia o escasez de relaciones entre ambos cónyuges debido a razones que aún hoy se desconocen, que hicieron imposible por el momento cumplir con una de las consideradas principales obligaciones en una soberana por aquel entonces: dar un heredero al reino. La falta de comunicación entre ella y su marido, comunicación que afortunadamente fue mejorando con el tiempo de forma considerable, hicieron que la joven centrara su atención en divertirse y en conocer a personas que pudieran aliviar su enorme soledad (de ahí esa imagen de una reina frívola y consentida que nos ha legado la historia, imagen que, siempre según Fraser, debe ser matizada).
Con el tiempo María Antonieta tendría un total de cuatro hijos, de los cuales dos fallecieron siendo pequeños, hecho que marcaría para siempre la personalidad de la joven reina. Más tarde los acontecimientos que condujeron a la revolución, y el estallido de la misma, convertirían su vida y la de su familia en una serie de episodios oscuros y de incertidumbre entre los cuales destaca el intento de huida de la familia real, que se convirtió en el primer paso para su caída definitiva. La autora narra con gran maestría todos estos sucesos, y es difícil no emocionarse ante los sufrimientos que María Antonieta experimentó en estos años, temiendo por la vida de su marido, sus hijos, sus amigos, y, cómo no, por la suya propia. Las acusaciones que la condujeron a su ajusticiamiento en 1793 eran tan absurdas como el rumbo radical que había tomado una revolución que terminó llenando las calles de Francia de muertos inocentes salvajemente asesinados.
Antonia Fraser trata de desmontar algunos de los mitos tradicionalmente asociados a esta soberana. Un ejemplo es su desmedida afición al lujo y a los tocados imposibles, costumbres que al parecer estaban bien asentadas en la corte de Versalles antes de su temprana llegada desde Austria. La autora destaca aspectos positivos de su personalidad, como el amor incondicional hacia sus hijos, el cariño y respeto que llegó a sentir por su marido, su afán por tratar de agradar a su familia austríaca en su papel de defensora de los intereses de Austria en Francia, o la entereza con que afrontó su juicio y su ejecución a muerte a pesar de la injusticia de las acusaciones vertidas contra ella. Por supuesto que la reina tendría sus defectos y sus flaquezas -todos las tenemos al fin y al cabo-, pero esta obra nos arroja un velo de humanidad nuevo que hace a María Antonieta más cercana, y le devuelve algunas de las virtudes que el tiempo y la memoria le han arrebatado.
Por cierto, Sofia Coppola se inspiró en parte en esta obra para realizar su película sobre la vida de María Antonieta, protagonizada por Kirsten Dunst.
"Comparada con la imagen escabrosa de una esposa malvada, manipuladora y extranjera, la verdadera esencia de María Antonieta se convirtió en una mera sombra. Tras mirar sin rencor al extraordinario viaje que fue su vida, cabe concluir que sus flaquezas, bien que manifiestas, fueron insignificantes frente a su desgracia. La mala suerte persiguió desde que pisara Francia a esta incapaz embajadora de una gran potencia, esta mujer a la que nadie quería, esta niña convertida en esposa, hasta el final, cuando devino el chivo expiatorio para el fracaso de la monarquía. Dejemos que la reina tenga la última palabra. "Oh, Dios mío -escribió en octubre de 1790- si tenemos culpas, sin duda ya las hemos expiado."
María Antonieta (1755-1793) era la hija del emperador Francisco I de Austria y de su imponente esposa María Teresa, una emperatriz con un peso político importante en la Europa del siglo XVIII. María Teresa tuvo siempre muy claro que sus hijas eran piezas fundamentales del entramado político de la época (en sus propias palabras: "han nacido para obedecer y deben aprender a hacerlo a su debido tiempo"), y María Antonieta no iba a ser una excepción. Con apenas catorce años, y con una educación bastante descuidada en algunos aspectos -al no ser una de las hijas mayores no se le dedicó tanta atención como a las demás princesas- fue enviada a París para contraer matrimonio con el futuro rey de Francia, Luis XVI. Los primeros años de su matrimonio fueron bastante difíciles, por la ausencia o escasez de relaciones entre ambos cónyuges debido a razones que aún hoy se desconocen, que hicieron imposible por el momento cumplir con una de las consideradas principales obligaciones en una soberana por aquel entonces: dar un heredero al reino. La falta de comunicación entre ella y su marido, comunicación que afortunadamente fue mejorando con el tiempo de forma considerable, hicieron que la joven centrara su atención en divertirse y en conocer a personas que pudieran aliviar su enorme soledad (de ahí esa imagen de una reina frívola y consentida que nos ha legado la historia, imagen que, siempre según Fraser, debe ser matizada).
Con el tiempo María Antonieta tendría un total de cuatro hijos, de los cuales dos fallecieron siendo pequeños, hecho que marcaría para siempre la personalidad de la joven reina. Más tarde los acontecimientos que condujeron a la revolución, y el estallido de la misma, convertirían su vida y la de su familia en una serie de episodios oscuros y de incertidumbre entre los cuales destaca el intento de huida de la familia real, que se convirtió en el primer paso para su caída definitiva. La autora narra con gran maestría todos estos sucesos, y es difícil no emocionarse ante los sufrimientos que María Antonieta experimentó en estos años, temiendo por la vida de su marido, sus hijos, sus amigos, y, cómo no, por la suya propia. Las acusaciones que la condujeron a su ajusticiamiento en 1793 eran tan absurdas como el rumbo radical que había tomado una revolución que terminó llenando las calles de Francia de muertos inocentes salvajemente asesinados.
Antonia Fraser trata de desmontar algunos de los mitos tradicionalmente asociados a esta soberana. Un ejemplo es su desmedida afición al lujo y a los tocados imposibles, costumbres que al parecer estaban bien asentadas en la corte de Versalles antes de su temprana llegada desde Austria. La autora destaca aspectos positivos de su personalidad, como el amor incondicional hacia sus hijos, el cariño y respeto que llegó a sentir por su marido, su afán por tratar de agradar a su familia austríaca en su papel de defensora de los intereses de Austria en Francia, o la entereza con que afrontó su juicio y su ejecución a muerte a pesar de la injusticia de las acusaciones vertidas contra ella. Por supuesto que la reina tendría sus defectos y sus flaquezas -todos las tenemos al fin y al cabo-, pero esta obra nos arroja un velo de humanidad nuevo que hace a María Antonieta más cercana, y le devuelve algunas de las virtudes que el tiempo y la memoria le han arrebatado.
Por cierto, Sofia Coppola se inspiró en parte en esta obra para realizar su película sobre la vida de María Antonieta, protagonizada por Kirsten Dunst.
10 comentarios:
hola Elena, que tal todo?, muy interesante tu comentario...casi dan ganas de irse a cenar o de copas con Maria Antonieta con la imagen tan diferentte que tenía yo de ella
No sabría medir muy bien lo justo o no de aquella revolución, necesitaría tener más información al respecto.
Pero sin embbargo creo que cuando durantte mucho tiempo el pueblo no hhabla por que no se le deja, al final todo acaba estallando de una forma o otra.
Un saludo Elena
Hola, Elena. Ante todo, mi felicitación por este blog y por el de arte, al que acabo de echar un vistazo.
Respecto a Maria Antonieta, no he leído el libro de Antonia Fraser, pero leí hace tiempo su biografía escrita por Stefan Zweig y al parecer coinciden en su enfoque. Zweig traza una biografía impresionante, que por cierto fue tambien la base para una película,de V.S.Van Dyke, en 1938, con Norma Shearer y Tyrone Power. Una delicia. Echa un vistazo a este enlace: shttp://mas-cine-xfavor.blogspot.com/2007/02/norma-shearer-la-otra-mara-antonieta.html
Hola, Elena.
Ciertamente, la imagen más extendida de María Antonietta no es la que parece se dibuja en las biografías. Y la Revolución Francesa no fue la revolución que necesitaba en aquel tiempo la humanidad. Quedémonos con lo que de positivo nos dejó y, a ser posible, que se haga justicia con la historia, devolviéndonos los hechos tal como fueron.
Me apetece leerlo.
Un abrazo.
He llegado a tu blog por casualidad, abriendo ventana tras ventana. Me ha gustado el nombre y lo leeré con mucha atención. Te dejaré en mi blogroll si no te molesta para accesar con facilidad. Saludos desde Chile.
Tampoco lo he leído.
Otro más a la lista.
Nomás vi la película. Me gusta las películas de Sofía Coppola.
Beso.
De muchos personajes que hicieron historia nos ha quedado una imagen falsa, por ignorancia o por manipulación, por prejuicios o por intereses políticos. Quizás esta mujer sea uno de esos casos.
En España se critica mucho a Isabel II y es, sin embargo, su época un momento de paz y de progreso social y económico. Así que conviene leer este tipo de libros.
Querida Elena, nuevamente comentas un libro que leí y me apasionó: una mezcla perfecta de Historia documentada relatada de manera amena y atractiva, ya se sabe que la Historia suele ser más interesante que la mejor ficción. Coincidimos mucho en gustos lectores
Saludos.
Estimada Elena, me parece maravilloso que a estas alturas me haya sentido realmente fascinada por la historia de esta mujer llamada María Antonieta.. quizas hubo mucha ignorancia de parte del pueblo o necesidad.. pero es un hecho que con la tragica perdida de sus hijos fue castigo suficiente para las frivolidades continuas .. excelente tu blog.. y excelente la biografia de esta mujer.. increible.. me siento a estas horas de la noche impresionada con esta historia que lamentandolo mucho no conocia hasta hoy...
hola Elena,
he venido por primera vez a tu blog y dando un paseo por los diferentes artículos que has escrito sobre los libros que lees, debo decirte que chapó y que lástima de no tener tiempo para leer los que recomiendas, ya que casi no lo tengo para leer los libros que a mi mismo me apetecen.
No obstante, este de Maria Antonieta si lo he leído, también he visto la película que comentas y no puedo evitar el comentar el post, a sabiendas de que probablemente no leas mis palabras, para mostra mi desacuerdo con la escritora Antonia Fraser, cuya bibliografía no tiene discusión, pero con respecto a este libro que comentas, creo que se fue más hacia la búsqueda del best seller que a la de una auténtica información.
No voy a discutir que Marie Antoinette se encontró en un lugar y en un momento de la historia muy convulsa. Su juicio fue injusto, al igual que tantos otros que se perpetraron durante el Terror en la Revolución, que rápidamente perdió tal efecto y se convirtió en otra traición más de la historia. Marie Antoinette se encontró sola y fue fuerte ante el populacho de París. No obstante, ese odio que le destilaban se lo buscó y se lo gano.
No me quiero extender mucho, solo coger la última frase del último párrafo que tu nos indicas. Donde Marie Antoinette se cree libre de todo pecado. Mas no lo está, porque mientras ella vivía con un lujo de Reina, había niños muriendo de hambre en París, con un despilafarro en dinero de toda la Corte de Versalles. Ella pagó por todos los años de injusticia que los reyes de Francia hicieron sufrir al pueblo.
saludos y que disfrutes de tu descanso y del final de tu embarazo
Hola Elena, hace tiempo que sigo tu blog que me gusta mucho. Espero que la pequeñita Nuria de deje algún tiempo para escribir.
Es una nena preciosa, la conocí cuando tus padres la paseaban.
Te felicito por lo interesante de tu labor.
Es un placer saludarte.
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