El prestigioso escritor Salman Rushdie ha dicho de esta novela que "fascina, apasiona e inquieta. Hustvedt es una artista singular, una escritora dotada de considerable inteligencia, profunda sensualidad y una cualidad difícilmente definible para la cual sólo se me ocurre una palabra: sabiduría." Sin ser tan entusiasta como el propio Rushdie, la novela de Hustvedt es, ante todo, sorprendente, y más allá de esta característica, podríamos decir que el adjetivo que mejor la define es "inquietante". Ello no es óbice para que su lectura a veces avance con cierta dificultad, debido a la misma prosa de Hustvedt, demasiado densa en ocasiones, y a un ritmo con altibajos que, afortunadamente va in crescendo conforme avanzamos a lo largo de sus páginas.
La escritora es una gran creadora de personajes. Hay ciertos ecos austerianos en esos caracteres atormentados y con inquietudes más que particulares que tanto nos gustan a los admiradores de Auster. De hecho, al leer esta novela justo después de la anteriormente reseñada, Leviatán, no pude dejar de encontrar ciertas similitudes entre ambas. En la que ahora nos ocupa, la voz narrativa recae en un personaje masculino, Leo Hertzberg, un profesor de arte que va a entablar una sólida amistad con un artista en ciernes llamado Bill Wechsler. Ambos viven en cierto modo existencias similares. Casados con dos hermosas mujeres, Erica y Lucille, las dos se quedarán embarazadas y darán a luz casi a la vez. La relación entre los cuatro parece afianzarse cada vez más, aunque la autora introduce desde el principio un tercer personaje femenino, Violet, que tendrá una presencia definitiva a partir de la segunda parte de la novela.
El libro está, de este modo, dividido en tres partes. La división entre las dos primeras viene dada por un suceso trágico que golpea de forma imprevista la apacible vida de este pequeño círculo neoyorquino, y que causará cambios muy profundos en la trayectoria de cada uno de ellos. Pero lo más fascinante del libro, desde mi punto de vista, está escondido en alguna página entre la segunda y la tercera parte, cuando algo sombrío y extraño empieza a acechar a los protagonistas, al principio de forma difusa, para absorber cada vez más al lector hasta conferir a la novela ese carácter de "inquietante" que mencioné más arriba.
Me gusta la forma de escribir de Hustvedt, aunque sus descripciones son quizás demasiado prolijas en algunos momentos. En general la primera parte del libro se hace algo lenta y pesada, pero como ya adelanté, el ritmo va acelerándose y los acontecimientos se van precipitando a medida que avanzamos en su lectura. Esto, unido a unos personajes bien construidos y muy interesantes, dotan al libro de algo especial que sin duda acaba acaparando -y de forma casi enfermiza- la atención del lector.
El mundo del arte, con sus excentricidades y sus abusos, pero también con la fuerza expresiva que le caracteriza, como fuente de emociones en el espectador, es el telón de fondo de la novela. Sirva este fragmento como muestra:
"Siempre que muere un artista, su obra comienza lentamente a reemplazar a su cuerpo, convirtiéndose así en su sustituto corpóreo en este mundo. Se trata de un proceso, supongo, inevitable. Al pasar de una generación a otra, ciertos objetos de utilidad, tales como sillas o platos, pueden parecer temporalmente infundidos del espíritu de sus antiguos dueños, pero esa condición sucumbe con bastante rapidez a sus funciones pragmáticas. El arte, por su inutilidad intrínseca, se resiste a verse incorporado a la cotidianidad, y cuando es mínimamente potente, parece alentar con la vida de la persona que lo creó".
Una novela que además, profundiza en aspectos muy significativos de la psicología humana, como el duelo y la sensación de pérdida ante la muerte de un ser querido, la dificultad de las relaciones de pareja, la imposibilidad de conocer hasta el fondo a los demás, por muy cercanos que nos resulten, o los trastornos de la personalidad que nos pueden llevar a un camino sin retorno. Es un libro bastante ambicioso en su trama, pero que cumple de forma más que acertada con sus expectativas. Y, aunque a veces puede cansar un poco, no defrauda en absoluto. Siri Hustvedt ha insistido una y otra vez en que no quiere ser conocida por ser la esposa de Paul Auster, sino por méritos propios. Si sigue en este camino, sin duda que lo conseguirá, si es que no lo ha hecho ya.
La escritora es una gran creadora de personajes. Hay ciertos ecos austerianos en esos caracteres atormentados y con inquietudes más que particulares que tanto nos gustan a los admiradores de Auster. De hecho, al leer esta novela justo después de la anteriormente reseñada, Leviatán, no pude dejar de encontrar ciertas similitudes entre ambas. En la que ahora nos ocupa, la voz narrativa recae en un personaje masculino, Leo Hertzberg, un profesor de arte que va a entablar una sólida amistad con un artista en ciernes llamado Bill Wechsler. Ambos viven en cierto modo existencias similares. Casados con dos hermosas mujeres, Erica y Lucille, las dos se quedarán embarazadas y darán a luz casi a la vez. La relación entre los cuatro parece afianzarse cada vez más, aunque la autora introduce desde el principio un tercer personaje femenino, Violet, que tendrá una presencia definitiva a partir de la segunda parte de la novela.
El libro está, de este modo, dividido en tres partes. La división entre las dos primeras viene dada por un suceso trágico que golpea de forma imprevista la apacible vida de este pequeño círculo neoyorquino, y que causará cambios muy profundos en la trayectoria de cada uno de ellos. Pero lo más fascinante del libro, desde mi punto de vista, está escondido en alguna página entre la segunda y la tercera parte, cuando algo sombrío y extraño empieza a acechar a los protagonistas, al principio de forma difusa, para absorber cada vez más al lector hasta conferir a la novela ese carácter de "inquietante" que mencioné más arriba.
Me gusta la forma de escribir de Hustvedt, aunque sus descripciones son quizás demasiado prolijas en algunos momentos. En general la primera parte del libro se hace algo lenta y pesada, pero como ya adelanté, el ritmo va acelerándose y los acontecimientos se van precipitando a medida que avanzamos en su lectura. Esto, unido a unos personajes bien construidos y muy interesantes, dotan al libro de algo especial que sin duda acaba acaparando -y de forma casi enfermiza- la atención del lector.
El mundo del arte, con sus excentricidades y sus abusos, pero también con la fuerza expresiva que le caracteriza, como fuente de emociones en el espectador, es el telón de fondo de la novela. Sirva este fragmento como muestra:
"Siempre que muere un artista, su obra comienza lentamente a reemplazar a su cuerpo, convirtiéndose así en su sustituto corpóreo en este mundo. Se trata de un proceso, supongo, inevitable. Al pasar de una generación a otra, ciertos objetos de utilidad, tales como sillas o platos, pueden parecer temporalmente infundidos del espíritu de sus antiguos dueños, pero esa condición sucumbe con bastante rapidez a sus funciones pragmáticas. El arte, por su inutilidad intrínseca, se resiste a verse incorporado a la cotidianidad, y cuando es mínimamente potente, parece alentar con la vida de la persona que lo creó".
Una novela que además, profundiza en aspectos muy significativos de la psicología humana, como el duelo y la sensación de pérdida ante la muerte de un ser querido, la dificultad de las relaciones de pareja, la imposibilidad de conocer hasta el fondo a los demás, por muy cercanos que nos resulten, o los trastornos de la personalidad que nos pueden llevar a un camino sin retorno. Es un libro bastante ambicioso en su trama, pero que cumple de forma más que acertada con sus expectativas. Y, aunque a veces puede cansar un poco, no defrauda en absoluto. Siri Hustvedt ha insistido una y otra vez en que no quiere ser conocida por ser la esposa de Paul Auster, sino por méritos propios. Si sigue en este camino, sin duda que lo conseguirá, si es que no lo ha hecho ya.
14 comentarios:
No conocía a la autora pero tu comentario me ha atraído enormemente. Una apuesta pra pr´xoimas lecturas.
Un saludo.
No leí esta pero si "Elegía para un americano" y realmente me gustó. Como dices tiene dejos de Auster, pero me gusta mucho más la construcción de los personajes de Hustvedt.
Por supuesto, un título más para mi lista...
saludos,
Hola elena, tengo esta novela pendiente de comprar desde hace tiempo.
NO he podido evitar leer tu reseña....que ganas me han entrado con lo de inquietante,,.....
Un saludo Elena, por cierto estoy con Tokio Blues de Murakami....que extraña y a la vez rara puede ser a veces la belleza
Ay, fui el sábado a buscar el de Auster de la entrada anterior, y no lo encontré. Para echar un vistazo a éste, ya habrá que esperar a la siguiente pesca.
Hola, Elena.
No conozco nada de esta autora. lo primero, lo que tú cuentas.
Parece interesante la propuesta y no la olvidaré en mi próxima visita a la librería.
Envidio tu capacidad de lectura, yo estoy en las 300 primeras páginas de la tercera entrega de "Millenium" y me está interesando mucho.
Un abrazo.
Es curioso que haya similitud con el esposo.
Desde cuando tengo ganas de leerla pero no he encontrado libros de ella, debo pedirlo al DF.
Estoy segura que me gustará, lo siento.
Auster me gusta.
Mientras tanto me quedo con el sabor de tu reseña.
Abrazos y besos al sobrinito.
Aquí, a mí, me has pillado. Ni idea de la autora (ni de su parentesco) ni tampoco de este libro del que con tanta estima hablas.
¿De dónde sacaste la cita de Salman Rushdie? Cada vez me fastidia más el interés de los editores en vendernos libros utilizando citas de autores famosos sacadas de contexto. Salman Rushdie a menudo hace críticas de libros y participa en presentaciones de amigos. Seguro que dice muchas cosas de muchos libros, buenas y malas...no sé. por tu comentario se ve que el libro merece la pena, pero ni veo la necesidad de utilizar a Rushdie para insistir en la calidad del libro, ni me fio del todo de esa cita.
Dicho eso, felicidades por tu gran blog. Me encanta.
Pues el fragmento me ha gustado mucho, asi q leere primero Leviatán y luego este :)
Te cuento que me viene muy bien tu reseña: Tuve un mal comienzo con Siri H., ya que el libro que elegí para conocerla fue una novela poco conocida que se llama "Hechizo de una mujer". Justamente lo que falla en ese libro es que la autora no logra concretar sus ambiciones. Es evidente que se trata de una novela no lograda. Sí pude ver los "ecos austerianos" en la escritura, aunque con una carga importante de sensualidad y un tono mas intimista, tal vez. Por largo tiempo había tachado a SH de mi lista de lecturas, hasta que se editó "Elegía para un americano". El tema me resultó interesante y consideré que merecía una segunda chance. Lo tengo en mi lista de lecturas del año 2009 (recientemente leí "La hija de la Amante" de A.M.Homes, con un tema similar y quiero dejar pasar un par de lecturas en el medio).
"Todo cuanto amé" me parecía mucho riesgo por su gran extensión, pero tu recomendación me anima a intentarlo. Saludos!!!!
Por si os interesa, lo primero que publicó Siri Hustvedt fue un libro de poemas en prosa titulado "Reading to me". En España, publicado por Bartleby Editores, salió en bilingüe hace un par de años con el título de "Leer para mí" y traducción de Julia Piera y Chiara Merino. Se presentó en el Cervantes de Nueva York...
Leí este libro hace un par de años. Recuerdo que lo que más me impactó fue la intensidad con que plantea la relación del narrador con los otros personajes. Uno llega a sentir en la piel la admiración, el amor, la desilusión, la pérdida. El aspecto emocional está muy bien trabajado, tal vez mucho mejor que el argumental. La última parte, por ejemplo, me resultó un poco inverosímil. Si bien uno siente algo de emoción en esas páginas pseudo-thriller, no son del todo creíbles...
O será que a mi las "pesadeces" me gustan más que los hechos...
Me alegro de haber encontrado tu reseña de este libro. Nunca lo había comentado con nadie, porque no encontré conocidos que lo hubieran leído.
Un besito, Elena
laurabaires
Leí este libro hace un par de años. Recuerdo que lo que más me impactó fue la intensidad con que plantea la relación del narrador con los otros personajes. Uno llega a sentir en la piel la admiración, el amor, la desilusión, la pérdida. El aspecto emocional está muy bien trabajado, tal vez mucho mejor que el argumental. La última parte, por ejemplo, me resultó un poco inverosímil. Si bien uno siente algo de emoción en esas páginas pseudo-thriller, no son del todo creíbles...
O será que a mi las "pesadeces" me gustan más que los hechos...
Me alegro de haber encontrado tu reseña de este libro. Nunca lo había comentado con nadie, porque no encontré conocidos que lo hubieran leído.
Un besito, Elena
laurabaires
Empieza como una rueda de molino poco a poco pero cuando va cogiendo velocidad te atrapa.
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