
¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! es en realidad la reedición de la primera obra publicada por Rosa, Lamalamemoria, sólo que el autor ha ido añadiendo los comentarios de este lector anónimo que suponen una lectura crítica de la novela, mostrando al verdadero lector todos los defectos y tópicos de la misma. Se burla prácticamente de todo, desde el argumento y el tema escogido -de ahí el título- hasta el estilo, la ambientación e incluso las citas que el autor ha elegido para comenzar su narración. Así responde el lector impertinente a la inclusión de una cita de Montaigne en el comienzo del libro:
"Apuesto a que la cita de Montaigne es un mal préstamo. De calendario de mesa. Seguramente el autor no había leído a Montaigne (¿quién lee a Montaigne, y menos siendo joven?), sino que se limitó a consultar uno de esos diccionarios de citas y frases célebres, y buscó en el índice temático las referencias a "memoria", "olvido", etc., para encontrar alguna cita brillante que le adornase la primera página."
En otra ocasión, el lector critica el estilo de Rosa con una sinceridad aplastante: "Es difícil juntar en un solo párrafo tal cantidad de cursilerías (...) que cualquier lector poco amigo de chucherías detectará, y que son propios de un escritor inmaduro que cree que cada frase, cada palabra, es definitiva, cada página debe pasar a la historia de la literatura."
La obra que sirve de base a esta novela, Lamalamemoria, es una historia ambientada en los años de la transición que versa sobre los secretos de la guerra civil. En este caso el protagonista es un hombre que se enfrenta a la búsqueda de un pueblo desaparecido, que nadie parece conocer, pero de cuya existencia él posee pruebas irrefutables. El descubrimiento de esta aldea y el terrible secreto que esconde cambiarán su vida para siempre.
Me gusta que un autor sea tan valiente como para ponernos por delante su primera novela -con todos los fallos característicos de las obras primerizas- y destriparla sin concesiones, mostrándonos sus carencias hasta llegar al sarcasmo. Lo curioso es que, tras leer un par de capítulos, no podemos evitar tomar el punto de vista del atrevido lector y empezar a leer con sus mismos ojos críticos, fijándonos en los detalles, en los adjetivos innecesarios, en los diálogos poco cuidados, en los personajes demasiado planos, y en ese humo de cigarro que impregna toda la novela, hasta hacer aparecer a los personajes como firmes candidatos a un cáncer de pulmón. Los comentarios del crítico-lector son agudos y muy certeros, y a veces llegan a provocar la carcajada en el lector externo que asiste a tan extraordinario combate.
El prólogo de Isaac Rosa, en el que denuncia el atrevimiento de este osado individuo, intruso entre sus páginas, es todo un alegato contra los peligros que amenazarían a los escritores si se extendiese este comportamiento: "no podemos arriesgarnos a que los lectores pierdan el debido respeto al autor, esto es, a su autoridad, y acaben no ya criticándolo, sino hasta mofándose de él, desnudándolo en la plaza pública. Si no detenemos esta inicial subversión, los novelistas acabaremos encogidos, acobardados, mudos."
La rebelión de los lectores, he ahí la pesadilla de cualquier autor. Analizar con detalle lo que leemos, cuestionarlo y darle la vuelta. La propuesta de Rosa es arriesgada, pero el resultado es una novela que atrapa desde el principio en sus dos lecturas. Una novela que, además, nos enseña a ser críticos y a leer con otros ojos. Y además trata sobre un tema estrella en nuestra literatura, la guerra civil. ¿Qué más se puede pedir?
Otras reseñas de obras de Isaac Rosa:
- El país del miedo
Otras reseñas de obras de Isaac Rosa:
- El país del miedo