¿Recordáis los nervios que se pasaban cuando el verano terminaba y había que volver al colegio? Era una mezcla de temor y ansiedad, pero también la alegría de volver a ver a los amigos, de conocer gente nueva, de averiguar qué profesores tocaban ese curso... Hoy lo sigo viviendo de forma parecida, aunque desde el otro lado. Mucha gente cree que los profesores somos tan profesionales que no experimentamos esas sensaciones después de tantos años. Que llegamos el primer día de clase y cogemos la tiza como si nada. Que no nos fijamos en nuestros nuevos alumnos, ni nos preguntamos cómo encajará Sonia en este grupo, o como le sentará la repetición de curso a Pedro, o quién será este año el graciosillo de la clase de 3ºA. Bien, la que esto escribe no es que lleve media vida en la docencia, pero ya van para casi diez años. Y los comienzos de curso me siguen asustando e ilusionando por igual. Es cierto que da pereza, se acaban las vacaciones, y pasamos de la tranquilidad hogareña a unas aulas normalmente sobrecargadas de adolescentes con ganas de todo menos de dar clase. Ese primer contacto, hasta que vas conociendo a los alumnos y averiguas de qué pie cojea cada uno, da un poco de miedo. Pero es asombroso como esos nervios del principio desaparecen en pocos días, como por arte de magia, a medida que vamos descubriendo sus personalidades e inquietudes. En poco tiempo, y salvo casos contados, el acto de enseñar y trabajar con ellos se vuelve tan cotidiano como sorprendente, llenándose de momentos mágicos que brillan con luz propia en jornadas que suelen ser agotadoras, por la atención y el estrés que conllevan.Estos días en que se prepara el nuevo curso, he vuelto a experimentar esas sensaciones tan familiares. Mi nudo en el estómago tiene que coexistir con mi alegría mal disimulada de volver a ver a mis niños del curso pasado y mi curiosidad por conocer a los nuevos. Y por supuesto con mi pereza por recomenzar otra vez el ciclo de los nueve meses lectivos (que en realidad trabajamos más, que lo de los tres meses de vacaciones es una especie de leyenda urbana, sobre todo si estás en un equipo directivo como es mi caso).Sé que este blog trata especialmente de literatura, pero hoy quería compartir estas sensaciones con vosotros. Porque a mis 32 años yo también vuelvo al cole :-)
9 comentarios:
Hola perdidaentrelibros! Me ha encantado tu escrito. De momento soy de los del pupitre pero por poco tiempo... en dos años acabo la carrera y su principal salida es la docencia... me has ayudado a conocerla en primera persona, con tu prosa directa y sensible, muchas gracias!
Debe ser no obstante una sensación diferente, dependiendo del lado. Yo recuerdo que me gustaba mucho estrenar los nuevos libros, forrarlos con primor, y olerlos, sobre todo esto. Y me encantaba la perspectiva de aprender cosas nuevas, el más díficil todavía. Y por supuesto los compañeros que ibas a tener. Si, la vuelta al cole era muy mágica.
Tu trabajo debe ser una aventura. Que bonito ver crecer a los niños,ver como cambian,como aprenden. Yo recuerdo mi vueltas al cole,la impaciencia por ver a los amigos y la pereza de los madrugones y el estudio. Con esa mezcla de ganas y nervios. Cuando era niña y me hacia falta muy poco para ser feliz,la inocencia y la simplicidad de los problemas infantiles. Saludos.
hola! yo soy del otro lado, de esos a los que das clases todos los dias. empece esta semana primero de bachillerato. me alegra encontrar un blog de profesores. a primera vista, cunado los ves en clase, no te imaginas como es su vida detras de su mesa. unos habaln mas con nosotros, pero la mayoria se limitan a dar clase y punto. a nosotros loq ue nos gusta, es que podamos tratle como a un amigos mas, que auqnue nos este enseñando, podamos ademas de aprender de el/ella, saber como piensa.q ue nos explique a que nos enfrentamos en unos años. bueno, si he sido un rollo, lo siento, un beso chica.contracorriente pd:esa sensacionq eu sientes el primer dia y que sentimos casi todos, creo que se llama ilusion
Se agradece que ofrezcas la otra perspectiva, y más cuando humanizas una figura que tanto lo necesita aún. Yo todavía me considero alumno, con mis 38 cumplidos.
Se nota en tus palabras pasión por tu trabajo, entusiasmo, y eso es lo que me parece más importante. Me gustó mucho leer tu escrito y ver que alguien puede enfocar la enseñanza desde un punto de vista positivo, en tiempos donde parece que todos los profesores están deprimidos y todos los alumnos son unos vándalos, a juzgar por lo que nos cuentan los medios de comunicación. Un saludo
Sé que en estos momentos la imagen de la enseñanza en nuestro país está algo degradada. Parece que la mayor parte del profesorado está quemado y que nuestros alumnos no piensan más que en botellonas y salir de marcha. Y no es así en absoluto. Mi trabajo es apasionante, pero a la vez muy díficil. Es algo nuevo cada día, pero también supone un estrés constante. Y puede ser tan gratificante un día como decepcionante al día siguiente. Pero en eso consiste parte de su magia. La adolescencia es una etapa complicada: supone el descubrimiento del propio cuerpo, del amor, de los amigos como marco de referencia, los enfrentamientos con los padres, el inconformismo... Sin embargo, esa insatisfacción se traduce en muchos casos en un deseo de cambiar las cosas y de actuar que muchos adultos han perdido con el paso del tiempo. Es una edad llena de contradicciones, y eso es lo que la hace tan especial. Por supuesto que la educación española está llena de carencias, que pueden y deben arreglarse si queremos conseguir una educación de calidad. Eso no hay quien lo discuta. Pero somos muchos los profesionales que creemos en nuestra labor, y muchos los alumnos que están muy por encima de esa imagen de gandules y vándalos que la sociedad tiene de ellos. Gracias por vuestros comentarios. Me pareció conveniente hacer esta pequeña aclaración. Un saludo
Parece que, aparte de los libros y el placer de degustar palabras, tenemos mas cosas en común de lo que parece...Que bien que el azar nos haya traído hasta aquí. Enhorabuena por tu blog
hola, acabo de leerte en el blog de detective...precisamente hace pocos dias comenté en el blog de Paula, Durmiendo a mares, el recuerdo de la sensación de nervios en la tripa el último día de vacaciones...me alegro de haber entrado en tu rincón, voy a quedarme un rato...
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